Se sorprenderán muchos de que me formule esta pregunta. Aunque parezca curioso sigo haciéndomela cada vez que voy a votar. Porque, aunque haya gente que no lo entienda, yo milito en IU porque pienso como pienso, no pienso así porque milite. Además, las organizaciones políticas no deben ser un fin en sí mismas, son herramientas para conseguir un mundo mejor para todos.
Nos encontramos este próximo 20 de diciembre ante un campo de decisión insólito en este país. Es verdad que el bipartidismo parece haber cambiado, pero existe mucho interés en cerrar el abanico de posibilidades en cuatro ofertas, que no parece que tengan intención de molestar a los poderosos, por eso los alientan y publicitan, no seamos ingenuos.
Es momento de cambio profundo. La crisis económica se ha revelado como una estafa para la mayoría. Nos están vendiendo una salida ficticia a costa de precariedad laboral y sueldos que abocan a una situación de pobreza. Ahora más que nunca hay que ser firmes con los poderes económicos, construyendo un poder público democrático fuerte, al servicios de todos; y eso no es creíble con apoyos de las grandes empresas de comunicación.
Además, el 15M puso en un lugar central de la agenda pública algo que siempre debió estar ahí: la participación. Y esto exige a las fuerzas políticas que su organización sea participativa de verdad.
En ambos casos izquierda Unida – Unidad Popular dispone de avales suficientes.
La propuesta de trabajo garantizado supone una apuesta clara de utilizar el motor público como impulso económico que genere empleo, con datos rigurosos y fiables, sin demagogias. Además, propone blindar en la Constitución los derechos esenciales hoy atacados como la educación y sanidad, de manera que su financiación esté asegurada.
En cuanto a la participación, los candidatos, del primero al último, han sido elegidos por un sistema de primarias abiertas, sin interferencias de direcciones y con un procedimiento completamente horizontal. Esto ha permitido configurar auténticas candidaturas de unidad popular, sin ningún sistema de fichajes cupulares, que tanto han gustado a otras fuerzas.
Pero el voto es confianza, y de nada sirve las buenas palabras sin intención de cumplirlas. Y ahí interviene el origen de la propuesta, basada en la garantía de una fuerza política que ha entendido la necesidad de confluir y ha puesto en este empeño lo mejor de su estructura humana y de propuestas.
Una fuerza que no renuncia a su identidad, que no busca el centro porque sabe que ahí no se encuentran las soluciones para la mayoría de los ciudadanos. Una fuerza avalada por su trayectoria y por su candidato, Alberto Garzón, que ha demostrado durante estos últimos años su capacidad política, tanto en las instituciones como fuera de ellas.
Mi voto es para aquellos que han estado defendiendo los servicios públicos, para los que han estado junto a la gente común luchando por sus derechos, para los que han trabajado por la justicia social.
Ya conocemos varias experiencias en nuestro país de fuerzas que son de izquierdas durante la oposición y la campaña, pero que en el Gobierno se olvidan y se pliegan a los poderosos. No debemos sufrir ninguna desilusión más, no hay tiempo para ello.
La necesidad de propuestas de izquierda en la situación actual es más fuerte que nunca. Las recetas neoliberales no sólo no ayudan a la recuperación económica, sino que están provocando un aumento obsceno de las desigualdades, rompiendo los grandes consensos en los que se basa un estado social y de derecho como el que nos quisimos dotar hace décadas. Las amenazas están dentro y fuera de nuestro país. Es imprescindible afrontar la situación desde unas sólidas convicciones sobre nuestros objetivos. Y éste es el verdadero voto útil, el voto que emerge desde la ética y el compromiso social.
Por ello votaré a Izquierda Unida-Unidad Popular, votaré a Alberto Garzón.
Juan Miguel Belmonte @juanmibelmonte
Portavoz IU en Ayto. Villaviciosa de Odón
