Asciende a 3,5 millones de euros, gasto que ha tenido que realizar la empresa pública Canal de Isabel, que II ha retirado este año más de 1.500 toneladas de residuos en aliviaderos de la red de saneamiento.
Canal de Isabel II ha tenido que destinar una cifra media de 3,5 millones de euros el sobrecoste anual de estos vertidos a la red de saneamiento, cifra que se ha incrementado en millón y medio de euros en los últimos cinco años. Lo ha hecho atrapando esos residuos, la mayor parte toallitas húmedas en distintos puntos de la red de saneamiento de la región. En esa cifra incluye incluye los costes de retirada, los extra de mano de obra para la limpieza de las bombas, la reposición de las que quedan inoperativas y el incremento en la factura energética.
A ello hay que sumar las inversiones realizadas en las depuradoras para que estos residuos no comprometan el funcionamiento de estas instalaciones, fundamentales para la salud pública y la calidad ambiental de los ríos. Invirtió en 2023 más de 5 millones de euros en equipamiento específico para controlarlos y tiene previstas inversiones por un importe similar para ejecutarse próximamente.
También está instalando en aliviaderos y salidas de grandes colectores, rejas, cestas de nailon y otros sistemas de retención que evitan contaminar los ríos tras episodios intensos de lluvia.
Una vez que estas redes se llenan de desperdicios, se recogen, se envían a vertedero y se sustituyen por unas nuevas mallas que volverán a actuar como un escudo protector, principalmente durante episodios de precipitaciones.
Según explica el Canal de Isabel II, en tiempo seco, las aguas residuales se transportan directamente a las plantas de depuración para su saneamiento. En momentos de fuertes lluvias, sin embargo, el caudal excedente que circula por la red de alcantarillado, si no puede almacenarse previamente en tanques de tormentas, se evacúa directamente a los cauces a través de los aliviaderos. Dado que el agua de escorrentía arrastra gran cantidad de residuos sólidos, «instalar elementos de retención supone una solución paliativa para impedir vertidos de estos productos a los ríos».
En los 1.200 aliviaderos que tiene la red de saneamiento de la Comunidad de Madrid, ha equipado casi 300 de estos puntos con mallas, rejas y otros dispositivos de contención. Se colocan siempre dejando un hueco libre en la conducción de desagüe, de tal forma que permita pasar el agua cuando las cestas estén colmatadas. De esta forma retienen desechos sólidos: buena parte son toallitas húmedas, productos de higiene personal, colillas y otros domésticos arrojados indebidamente al retrete o a la calzada.
‘Encesta toallitas en la papelera’
La empresa pública incide en que los desperdicios retirados en aliviaderos representan, sin embargo, una pequeña parte de los residuos. Cada año llegan a sus estaciones de depuración más de 30.000 toneladas de toallitas húmedas y otros sólidos que se han desechado incorrectamente y han acabado en estas instalaciones de saneamiento.
Para concienciar y sensibilizar sobre esta problemática, Canal de Isabel II ha lanzado la campaña ‘Juega limpio: encesta las toallitas en la papelera’, en la que advierte a la ciudadanía «de las devastadoras consecuencias que acarrea utilizar el inodoro como cubo de basura». Apuntan a que este hábito puede causar serios daños tanto en las instalaciones interiores de las viviendas, como en la red de alcantarillado general, y especialmente en las depuradoras, unas infraestructuras vitales para la salvaguarda de los ecosistemas acuáticos.
Recuerdan que la composición de las toallitas hace que tarden demasiado tiempo en deshacerse. A diferencia del papel higiénico, que en poco tiempo se disuelve por completo, las primeras no se degradan lo suficientemente rápido y llegan intactas a las plantas de depuración, donde se pueden enmarañar en rejas, tamices y bombas. A la posibilidad de que estos elementos queden fuera deservicio cabe añadir el riesgo que sufren los operarios encargados de desatascar los equipos afectados.
Finalmente, subrayan que la solución definitiva está en el origen: depositar las toallitas y los residuos sólidos urbanos en la papelera o en el cubo de basura. Por el váter, además de orina y heces, únicamente se debe desechar papel higiénico.