Situación Smartfit Villaviciosa de Odón: «Manolete, Manolete, si no sabes torear, ¿pa qué te metes?»

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Hispaocio Villaviciosa de OdonMariano Aguirre, ‘Usuarios Hispaocio luchar’ envía una contrarréplica a Sabrina López Viera, directora de Calidad de Smartfit, ante lo sucedido hace unos días con la inspección sorpresa del Ayuntamiento a las instalaciones de Hispaocio Smartfit Villaviciosa de Odón.

Quienes quieran contarnos su opinión para la sección ‘Cuéntanos’ o enviar sus quejas, fotos, vídeos para denunciar o compartir alguna situación de interés general, pueden hacerlo a webvillaviciosadigital@gmail.com.

Villaviciosadigital publicó la réplica de Sabrina López Viera a la visita e inspección sorpresas realizadas por la concejal de Deportes, Pilar Baos, junto a uno de los técnicos de esta área, al Centro Deportivo-Acuático Municipal Hispaocio.

Introduce la cuestión la mencionada revista con las palabras siguientes: “La directora de Calidad de Smartfit, Sabrina López, ha dado su versión” y, desde luego, se trata de una auténtica versión que recuerda a lo que los actuales directores de escena teatrales llevan a cabo con obras clásicas: que versionan tanto y de forma tan peregrina y arbitraria que, a la postre, al original no lo reconoce ni su madre.

Comencemos por cuanto dice de la piscina, que es cómo da comienzo a sus declaraciones. Nos aclara que Pilar Baos se expresa mal y comete un error al declarar “piscina olímpica” a una que mide la mitad, esto es, 25 metros. Y tiene razón, ciertamente. Se trata de un error de etiquetado. Muy bien, pero ¿en qué afecta ello a la realidad denunciada por la concejal y su inspección? Permítaseme citar a Cristo dirigiéndose a los fariseos: “Coláis el mosquito y dejáis pasar el camello”.

Prosigue en sus declaraciones, que van convirtiéndose en un auténtico galimatías, afirmando que la piscina ha estado siempre cerrada por las mañanas, desde su apertura (el 15 de junio), debido a que, por mucho que lo hayan intentado, no les ha sido posible contratar a un médico que cubriera el horario matutino y que, por no incumplir las normas establecidas al respecto por la Comunidad de Madrid, los usuarios sólo han podido disfrutarla por la tarde. Tras la visita e inspección de Pilar Baos, Sabrina López Viera afirma que se está haciendo “todo lo posible por contratar uno” y, según afirma a continuación la revista “parece que mañana podrían incorporar uno, aunque todavía no esté cerrado el contrato”. Llegados a este punto, caben aquí las siguientes consideraciones:

  1. ¡Qué casualidad que la tal incorporación sea declarada casi inminente al día siguiente de la visita técnica de la Concejalía de Deportes, con su consiguiente posible denuncia!
  2. Es difícilmente creíble la argumentación de que no haya sido posible encontrar facultativo para ese horario.
  3. ¿Cómo la Concejalía de Deportes ha esperado tanto, ¡tres semanas!, para cerciorarse y denunciar esta anomalía que ha supuesto privar en la mitad del tiempo previsto del disfrute de esta prestación?

De grotesco, por no decir “inverecundo”, puede calificarse cuanto Sabrina López Viera expresa a propósito de la cuestión relativa a la ausencia de un monitor de sala. Afirma la revista que en el acta policial la edil reflejó que a las 15.15 horas “no había técnico de sala”, pero es que “estaba en el baño” y que a las 15.30 h. ya estaba en su puesto. ¡Vaya por Dios, qué coincidencia tan desafortunada y adversa para la empresa! Justo en el momento en que la concejal de Deportes visitaba la sala, el monitor de sala estaba en el servicio… Bien, es plausible; como diría Cantinflas: “Se han dado casos”.

Algo bien distinto es esa otra afirmación de la directora de Calidad que, de hecho, pone en tela de juicio todo lo anterior y que es que “técnico de sala hay siempre, desde que abrimos hasta que cerramos, sábados y domingos también”. No queda aquí la cosa y así declara luego tajante y épicamente que “de toda la vida, históricamente (el subrayado es mío), siempre se ha tenido un técnico en la sala”. Y va más allá: “le garantizo que está siempre, tengo los contratos y se pueden ver”.

desde el despido del trabajador Gonzalo Moya, no ha habido ni un solo fin de semana (sábado y domingo) en que haya habido monitor de sala

Uno lee lo anterior y es presa de un asombro paralizante. No obstante, haré un esfuerzo sobrehumano para seguir escribiendo… Como cualquier persona en su sano juicio sería incapaz de dudar de la sinceridad de Smartfit, sólo cabe pensar que Sabrina es víctima de uno de esos hechizos del mago Frestón que hurtaban a don Quijote el éxito en sus empresas, pues la verdad es que, desde el despido del trabajador Gonzalo Moya, no ha habido ni un solo fin de semana (sábado y domingo) en que haya habido monitor de sala, amén de que, en los días laborables, son muchos los períodos de tiempo, ¡demasiados!, en que la sala fitness se halla huérfana de responsable. Que pregunte quien quiera a los usuarios, que revisen las quejas al respecto dirigidas a la Dirección, así como las farragosas respuestas de ésta, que recurran a la hemeroteca (artículos en Círculo de Opinión y Acua), que se vean los vídeos en la cuenta Facebook de ‘Usuarioshispaocio Luchar’, que vuelvan a leerse las críticas que ante esta omisión he dirigido personalmente a los responsables, etc.

Claro que, bien pensado, quién sabe si no hemos sido nosotros, y no ni ella ni la Dirección del centro, las víctimas de los embrujos del mago Frestón. Recurriendo de nuevo a Cantinflas para parafrasearlo esta vez: “quizás se haya dado el caso”.

Pasa a continuación Sabrina a justificarse atacando con soberbia

Pasa a continuación Sabrina a justificarse atacando con soberbia, que es lo propio de quien no tiene razón y no quiere reconocerlo, haciendo gala de aquello que, por desgracia, denunciaba Unamuno como el rasgo distintivo del español, el “Sostenella y no enmendalla” del conde Lozano, padre de Jimena, en “Las mocedades del Cid”, de Guillén de Castro. Así reprocha a la concejal de Deportes el “no saber gestionar las quejas”. Citemos de nuevo a Jesucristo: Sabrina ve la paja en el ojo ajeno por no ver la viga en el propio, invalidando así su gratuita afirmación de que ella tiene “una gran capacidad crítica”.

Prosigue en sus autojustificaciones, diciendo que “reconozco que tardo más en reponer un aparato de lo que me gustaría, por el motivo que sea”, sin aclararnos cuál sea ese motivo, que se antoja así asaz misterioso. A título de hipótesis, aventuro que podría ser, quizás, la inoperancia y el egoísmo empresarial, tal y como lo prueba -y es sólo un ejemplo entre muchos- el hecho de que el ascensor haya estado averiado meses en un centro deportivo al que acuden ancianos, personas víctimas de un ictus y con dificultades quinestésicas, usuarios con un parkinson avanzado, etc… aunque, claro está, yo pueda errar mucho en mis apreciaciones.

Concluye afirmando sin rubor y al desgaire que “nosotros tenemos un verdadero compromiso con la gestión de instalaciones deportivas; si no, no nos hubiéramos metido en este proyecto”. ¡Caramba! Y concluyo yo, citando esta vez no al Hijo del hombre ni a Cantinflas, sino al pueblo español cuando cantaba aquello de “Manolete, Manolete, si no sabes torear, ¿pa qué te metes?”.

Mariano Aguirre, ‘usuarios hispaocio luchar’

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