«Maravilladas con la jerga juvenil»

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JovenesSiempre he defendido que el lenguaje está vivo, si no seguiríamos hablando y escribiendo como en el Siglo de Oro; algo parecido debe pensar, al respecto, mi amiga Belinda.

Me llamó ayer por teléfono. Que si quedábamos. Bueno, le dije. Hace calor, pero, ¿qué idea tienes? “Obvio, hace calor siete veinticuatro, es verano, es julio, y estamos en la enésima ola de calor… yo estoy de chill, puedes venir a mi casa; estaremos de buenro, nos tomamos una birrita, charlamos… ¿si o qué?”

“¿Eh?”, no entendía la mitad de lo que me estaba diciendo, aun así, por el contexto, entendí que lo que quería era no salir de su casa y pasar el rato allí, en su porche, mirando la piscina con una cerveza en la mano y charlando sobre la vida; sobre todo, sobre su nueva vida de jubilada.

Así que sobre las seis de la tarde estaba llamando a su puerta. Me recibió con dos besos y muy sonriente. “¡Eres la cabra!”, me dice dándome un largo abrazo. Me asombré tanto, y debí poner tal cara de extrañeza, que su siguiente frase fue: “anda no seas boomer y ponte al día, seguro que pasamos una tarde cute.

Me senté en el porche mirando la piscina algo confundida; Belinda hablaba raro, muy raro.

Cuando vino, traía un par de tercios en una mano y en la otra una bolsa de pipas. Sirvió la cerveza en las copas, brindamos y por encima del borde de la copa me miraba fijamente.

“¿Qué te parecen mis nuevos descubrimientos?”, me preguntó. “¿Descubrimientos?, ¿a qué descubrimientos te refieres?” Se echó a reír sin freno, diría que con unas ganas tremendas de contármelo. “Me refiero al descubrimiento de las palabras que estoy aprendiendo con mi sobrino adolescente, con Lucas, el hijo de mi mana. Estoy hype, con estos vocablos de la jerga juvenil. ¿Te acuerdas cuando nosotras creíamos haber inventado nuestro idioma adolescente con “no te enrolles Charles Boyes”, o con “al quinto pino”, “me piro vampiro” o “echa el freno Magdaleno” …? ¡Tantas y tantas otras!”.

Es tan generacional que no nos acordamos de cuando éramos jóvenes y las liábamos

Reía como una joven adolescente recordando nuestros años mozos. Ahora comprendía… sabía que estaba en una misión de búsqueda y entregada totalmente a esa empresa.

“Mi mana, está un poco cansada de los desvaríos juveniles de Lucas. Dice que no puede con él. Que no le entiende. Que deja su habitación como una pocilga y que trae amigos a su casa sin importarle un rábano cómo esté todo. Que no para de jugar a la vídeoconsola y que no sale de su habitación… Me parto, lo siento, es algo que se repite. Es tan generacional que no nos acordamos de cuando éramos jóvenes y las liábamos, según la época, situación y grupo de amigos. ¿O es que no te acuerdas? ¡Dime!

Es posible que debido a que no tengo hijos no he pasado por esa fase de madre-perfecta-que-quiere-que-todo-esté-a-su-gusto-y-que-los-hijos-(e-hijas)-también-sean-modelos-perfectos-de-revistas-perfectas. Desde mi prisma, ya la hice ver que no, que los adolescentes buscan su propia identidad y la encuentran en los guetos de sus amigos y amigas que tienen las mismas inquietudes que ellos mismos, las mismas búsquedas, los mismos miedos, las mismas inseguridades, que buscan ser distintos a sus padres, abuelos, familia y entorno cercano. Quieren ser ellos mismos y, puede ser, que también por eso, inventen una jerga para no ser entendidos por todos esos a los que no quieren parecerse ni en el habla.

Es la generación Z que reinventa el idioma para comunicarse entre iguales, nos guste o no, eso fue lo que hicimos nosotras, en otra época, con otros valores, pero con la misma intención, la de no parecernos, en nada, a nuestros padres y madres”

Quieren ser ellos mismos y, puede ser, que también por eso, inventen una jerga para no ser entendidos

Terminó su monólogo y yo bebí un sorbo de cerveza. Belinda me hizo reflexionar sobre lo que se repite en la sociedad y sobre lo que no nos gusta que se repita. Porque, de alguna manera, sentimos nostalgia de lo que fuimos, de nuestra rebeldía, de cómo le plantábamos cara a la sociedad creyendo que nos íbamos a comer el mundo. Y el mundo terminó por engullirnos a nosotras, moldeándonos según quería la sociedad y siguiendo el camino marcado. Distanciándonos poco del camino que recorrieron nuestros padres y madres. Aunque con la adolescencia se van consiguiendo logros que, de otra manera, no se llegarían a lograr nunca, esta etapa nos marca de por vida.

Yo comía pipas compulsivamente, pensando.

Belinda se sentía menos trascendental que yo. Decía que se apasionaba queriendo entender a la juventud, mucho más que meterse en algo que la sociedad le empujaba a materializar, como “hacer cosas de su edad”. Eso queda claro que no iba con ella y esto es otra forma de rebeldía madura, por la que Belinda apostaba.

“Me putoflipa la juventud. Es muy fuerte. Es muy independiente. Y espera cambiar las normas, ¿verdad, bro?, a mí, ya sabes, me da cringe el sector jubilados… no me parece cool. Son unos trolls, que no saben qué hacer con sus vidas y se acomodan con lo que les ofrecen… en vez de interesarse por la juventud y qué les preocupa, en plan, son unos mierder, disfrazados de modernos. No me renta estar en sus asociaciones. A mí PEC la juventud y sus inquietudes. Lit.

Y el mundo terminó por engullirnos a nosotras

Incluso, con esta jerga ininteligible, parecía que podía llegar a entenderla.

La tarde se acababa y la cerveza hacía de las suyas; la montonera de las cáscaras de pipas se acumulaban en la bolsa que Belinda trajo para tal fin. Eran como esa montaña de ideas que teníamos cuando pensábamos que podíamos con todo y cambiarlo todo y, de alguna manera, casi todas, fueron a la basura…

Creo que, a pesar de lo que queramos pensar de la juventud actual, esta tiene unos valores y una conciencia social que no tuvimos en nuestra juventud. Hablan del cambio climático, del empoderamiento femenino, de los cambios que tenemos que hacer para dejar un mundo habitable. De la injusticia social, del maltrato, del bienestar de los animales, del comercio justo, de los derechos LGTBIQ+… En ellos está nuestro futuro y son futuro.

Belinda me ha hecho ver lo valiosos que son. Y lo que les necesitamos para que, poco a poco, de adolescencia en adolescencia y de juventud en juventud, podamos cambiar los caminos que ya tienen demasiadas huellas, demasiados surcos, que están muy apelmazados y no es fácil ni cómodo caminar sobre ellos, y no nos dejan ver los prados verdes y las flores que discurren a ambos lados del sendero.

En ellos está nuestro futuro y son futuro

VOCABULARIO    
-obvio: Claro -cute: algo bonito -cool: algo bueno
-siete veinticuatro: todo el rato -mana: diminutivo de hermana -trolls: persona con identidad desconocida
-buenro: de buen rollo -hype: cuando algo genera mucha expectación -en plan: de modo, de manera
-sí o qué: contestación en tono chulesco -putoflipa: enfatizar lo que gusta -mierder: persona o cosa cutre
-eres la cabra: el mejor de todos los tiempos -bro: colega -PEC: por el culo (que gusta mucho)
-boomer: desactualizado,-a -cringe: grima -lit: literal

 

Yolanda R. Herranz @MyolRh

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