Según los resultados de un proyecto de Cruz Roja sobre los sentimientos de estos niños y adolescentes. En él han mostrado que desean una mejor educación o nivel de vida.
Cruz Roja puso en marcha en 2021 el proyecto piloto ‘Alzando la voz: autoexpresión y empoderamiento de hijos e hijas víctimas de violencia de género’. En él han implicado a niños y adolescentes que han sufrido situaciones de violencia de género “como verdaderos agentes sociales para mejorar la respuesta de las administraciones públicas y entidades sociales”. La organización considera necesario “seguir poniendo en la agenda política esta realidad social”, para que “consideren su opinión y punto de vista”.
El proyecto
El primer estudio se ha llevado a cabo en cinco provincias, entre ellas Madrid, con 70 participantes entre 6 y 21 años (17 de ellos, madrileños). En la región, se ha llevado a cabo en las sedes de Fuenlabrada-Humanes, Móstoles y Madrid. Se ha realizado a través del sistema SMAT (Sueños, Miedos, Alegrías, Tristezas) y entrevistas. Los talleres tenían como objetivo que los menores se expresen y sean conscientes de todas las dimensiones implicadas en sus situaciones.
Los resultados se presentaron el pasado jueves, y concluyeron que los menores “manifiestan a través de sus discursos y dibujos, la vulneración de sus derechos en casi la totalidad de dimensiones analizadas”.
La organización ha añadido que la violencia de género es una forma más de maltrato infantil, y los hijos también son víctimas, ya sea psicológica, física o sexual. En un 89 % de los casos, fueron testigos de la violencia ejercida sobre sus madres; en un 52 %, sufrieron maltrato directo. Además, consideran que las instituciones los revictimizan cuando no consideran sus necesidades.
Miedos y tristezas
Según el estudio, el mayor miedo de los menores está relacionado con la salud integral y los servicios médicos (35,5 %), con un temor e incertidumbre continuo. Además, les inquieta la idea de la muerte y la pérdida de sus madres, familiares o amistades. O el “miedo constante a que algo pase” es otro de sus presentimientos negativos más comunes.
Otros miedos están relacionados con su alimentación o nivel de vida (10,5 %), no poder crecer en un entorno seguro y confiable (9,50 %) o a la socialización (12 %).
Sus tristezas se relacionan con la libertad de expresión y el buen trato (17,54 %). Evocan sentimientos de dolor sobre las relaciones conflictivas y frustración, aunque señalan su necesidad de expresarlas, especialmente en casa.
Asimismo, asocian sentimientos de este tipo con el derecho a crecer en una familia y entorno seguro y confiable (15,79 %). Mencionan la vivencia de diversas situaciones violentas que les afectan a ellos, a sus madres y a sus hermanos, así como la asunción de roles de cuidado que no desean. Finalmente aparecen la educación y aprendizaje (10,53%) y la salud integral y servicios médicos (10,53 %), sobre todo en los casos en los que encuentran alguna dificultad en su desarrollo académico.
Sueños y alegrías
Sus principales sueños y esperanzas se relacionan principalmente con el deseo de una mejor educación y aprendizaje (26,65 %). Con la misma intensidad, en alimentación y mejor nivel de vida (26,17%) expresan la mejora del bienestar material o económico. En las descripciones se dan cuenta de sus carencias y necesidades, y, sobre todo, su deseo de disponer de una mejor vivienda u hogar para sus madres y para ellos.
También, con menor grado, crecer en un entorno seguro y confiable (7,01 %). La mejora de las condiciones de su familia y el deseo de una mayor felicidad se encuentran presentes, pero no en el eje de los sueños, sino en las tristezas. Aluden también a «tener muchos poderes, superpoderes o ser invisibles como una vía para superar, controlar o enfrentar sus miedos».
En cuanto a las alegrías, se encuentran las actividades y espacios relacionados con la socialización (25,76 %). Con un peso algo menor aparece la alimentación y mejor nivel de vida (18,78 %), sobre todo en lo que respecta al acceso a la tecnología. Por el contrario, la educación y aprendizaje (6,11 %) y la aplicación de los derechos (6,11 %), no son necesariamente una prioridad, aunque sí se proyectan en una ilusión de mejora en el futuro.