Siempre que la Comunidad de Madrid pase a la fase 1. Tendrán un tercio del aforo, equipos de desinfección y distancia social.
La Diócesis de Getafe ha hecho públicas las pautas para la próxima reapertura de los templos con un documento en el que asume plenamente las normas de la Conferencia Episcopal Española para el tiempo del desconfinamiento «que serán de obligado cumplimiento» y añade unas disposiciones particulares para garantizar la seguridad de los fieles, según han explicado en una nota.
La apertura de las iglesias se ajustará a las fases de desescalada marcadas por el gobierno y se producirá el lunes 11 de mayo con un 30 por ciento del aforo, para después ampliarlo a un 50 % en la siguiente fase.
El documento pide también a los responsables de los lugares de culto que adopten estas medidas adaptándolas a las características particulares de cada lugar.
Al igual que la Conferencia Episcopal, la Diócesis recomienda que las personas que pertenecen a grupos de riesgo se abstengan de acudir a la celebración de la eucaristía, para lo cual sigue en vigor la dispensa del precepto dominical y las fiestas de guardar.
Entre las consideraciones generales, la Diócesis de Getafe advierte a sus sacerdotes y fieles de que si presentan algún indicio de padecer COVID- 19 no asistan a la celebración.
Regular el acceso al templo y controlar la distancia de seguridad entre los feligreses a través de un equipo de voluntarios o poner dispensadores de gel desinfectante a la entrada son algunas de las medidas que se impondrán para garantizar la seguridad. Entre los miembros de los coros aconsejan mantener una distancia de tres metros, «aunque se prefiere un único salmista en las celebraciones».
Lectores
De cara a las feligreses que salgan a leer, si no pueden evitar tocar el atril, el ambón o el leccionario deben lavarse las manos antes y después de las lecturas, una norma que será aplicada también a todos los ayudantes en la misa.
Además, después de cada celebración se procederá a la desinfección de asientos, pomos y lugares de contacto con productos adecuados que no dañen los bienes culturales presentes en las iglesias.
En cuanto a la celebración del sacramento de la eucaristía, se pide a los sacerdotes desinfectarse las manos antes de distribuir la comunión, que se puede hacer de dos maneras: trasladándose los fieles hasta el lugar donde se encuentra el ministro, respetando siempre la distancia de seguridad, o bien al revés, y el feligrés permanezca en el banco.
«En todas las situaciones se debe evitar el contacto con el feligrés y en caso de que se produjera el sacerdote debe lavarse las manos inmediatamente antes de continuar distribuyendo la comunión».
En cuanto a la posibilidad de visitar la iglesia para rezar y adorar el santísimo, la Diócesis recomienda a los presbíteros que habiliten un espacio concreto en el templo y que dispongan de algún material desinfectante para que el fiel limpie la zona antes y después de rezar.