Si eres mayor, tienes autonomía, pero estas sólo o te sientes sólo, contempla la posibilidad de la residencia de mayores, explórala y pruébala aunque sea por un tiempo, y luego decides.
Si eres cónyuge cuidador, ni lo dudes, no sigas gastándote, búscate una residencia para los dos y empieza a disfrutar de tu pareja enferma, que dejará de ser una carga para convertirse en un compañero de viaje por esta vida que tiene que ser maravillosa hasta el final.
La socialización, el relacionarnos unos con otros, con nuestros iguales, resulta la mejor de las terapias preventivas y curativas, también en lo que respecta al deterioro cognitivo, tan de moda hoy en día por la enfermedad del Alzheimer. Y si tienes la suerte de encontrar en la residencia un amigo o amiga especial ya es lo más de lo más en lo que a terapéutico se trata.
Las residencias ahora son entornos amigables, en los que se fomente la autonomía personal y además se favorece la socialización
Hoy día las residencias no tienen nada que ver con los antiguos asilos. Las residencias ahora son entornos amigables, en los que se fomente la autonomía personal y además se favorece la socialización. Aunque algunos medios de comunicación, sobre todo televisiones, se empeñen en mantener esa imagen negativa de estos centros, la realidad es que las residencias hacen mucho bien a las personas mayores y a sus familias todos los días.
El porcentaje de personas que viven solas es alto pero de los que se sienten solos es aún mayor. La soledad es y va a ser una de nuestras grandes lacras del siglo XXI. Y la soledad es mala para la salud. La soledad es uno de los motivos más habituales por los que una persona mayor puede perder calidad de vida e incluso su salud física y mental. Las consecuencias de la soledad (tristeza, apatía, inactividad,…) están directamente relacionadas con enfermedades como diabetes, sobrepeso y deteriora el sistema inmunológico. Provoca una mayor incidencia de enfermedades como la ansiedad y la depresión y además una mayor vulnerabilidad social. También sufren soledad no deseada aquellas personas que aunque sí mantienen relaciones sociales y familiares, se sienten insatisfechas con el resultado de las mismas, es decir, sienten que son una carga.
Las familias tienen que empezar a reflexionar y actuar sobre este tema. De nada vale nuestra prosperidad económica si ésta no contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas y muy especialmente de los más vulnerables. Por otro lado, el sentimiento de soledad no deseada no es fácil de detectar y abordar por los familiares. Además, la familia suele negar la evidencia debido al profundo sentimiento de culpa que supondría para ellos reconocer que su familiar se siente solo. Este primer paso que debe dar el entorno de la persona mayor es decisivo, algo fundamental para iniciar la búsqueda de ayuda profesional especializada.
Tampoco sería justo culpar al entorno de la persona que se siente sola de no prestarle una mayor atención. Todos tenemos que atender cada día en nuestra propia vida innumerables obligaciones familiares, sociales y laborales así como necesidades de alimentación y descanso personal evidentemente ineludibles. La sociedad que estamos construyendo y su estilo de vida cada vez más exigente, hace que con frecuencia desplacemos las cuestiones realmente importantes para atenderlas en otro momento.
En Residencia Virgen del Pilar, ubicada en Boadilla del Monte, saben lo importante que es apoyar a las familias y acompañar a las personas mayores, por eso han diseñado un programa para abordar la soledad no deseada en personas mayores con los siguientes pasos:
1.- Diagnóstico de necesidades: Escuchan y observan a la persona para entender su singularidad y detectar sus necesidades. Recopilan también información adicional por parte de la familia, con el lema “ayudarnos a ayudarles”.
2.- Plan de acción personalizado: En base al diagnóstico de necesidades alcanzado, definen estrategia a seguir. Se clarifican objetivos e indicadores de seguimiento para una evaluación continua del estado de la persona. El objetivo es que las personas sean autónomas y mantengan una autoestima alta.
3.- Acompañamiento en la adaptación: En Residencia Virgen del Pilar disponen de procesos participativos y de deliberación conjunta con la persona mayor y su entorno para conocer de primera mano cómo percibe la persona las actuaciones de la propia residencia. El objetivo es que la residencia sea el “hogar” de la persona mayor y el personal de la residencia sus “amigos”.
4.- Adecuación periódica del plan de acción personalizado: Cada persona es única, por tanto su evolución es muy particular y no se debe generalizar. Es por esto que periódicamente adaptan el plan de acción a las necesidades cambiantes de la persona. Si cambian las necesidades deben cambiar los cuidados. Y siempre se tiene en cuenta su opinión, se le hace participe en todo momento.