Este matrimonio dirige desde hace cuatro años la autoescuela Triumph, una de las que cuenta con mayor solera en Villaviciosa de Odón y en la que fomentan el trato exquisito con los futuros conductores y la enseñanza de calidad.
Sienten pasión por la enseñanza, su vocación es el motor que mueve a Triumph, heredera de la mítica Senda y que nació hace cuatro años bajo el amparo de las autoescuelas López Rubio.
Luisa González, que se hizo profesora en 1996, inculcó a su marido su pasión por la enseñanza en la conducción de coches y ahora forman un tándem perfecto al que se han sumado más personas que componen el equipo de esta autoescuela, compuesto por cuatro galácticos.
Triumph, que es la única del municipio que puede examinar en Ávila, tiene una media de 90 por ciento de aprobados, pero para ellos lo esencial no es que sus alumnos obtengan el carné, sino que sepan circular correctamente porque, para Luisa y Joaquín, conducir no es un juego y las vidas de sus estudiantes están, nunca mejor dicho, en juego.
Pregunta: ¿Cómo surgió la idea dirigir Triumph?
Luisa: Porque yo he estado trabajando muchos años para López Rubio, unos nueve años. De hecho, yo di aquí las clases de moto. Surgió con mi jefe el que me hiciera cargo yo, y al final hicimos una sociedad.
P: ¿Siempre quisieron tener un negocio propio dentro del mundo de las autoescuelas?
L: Sí, sí. Mi idea era poner en marcha las cosas como yo creo que se deben de hacer y con lo que he aprendido durante 17 años, que no son pocos.
P: ¿Cómo se ven las cosas al ser uno quien gestiona la autoescuela?
L: Supone un reto. Si antes trabajaba desde las 8.00 hasta las 23.00 horas, ahora hasta esa hora y más, que me meto en la cama y sigo pensando en cómo gestionar mejor la empresa.
P: ¿Cómo se reparten el trabajo?
L: Él da las clases y yo llevo la autoescuela (risas). Esos roles se definieron desde el principio, aunque fui yo la que le metí en este mundo.
Lo triste es que a algunos alumnos no les importa la formación, sólo quieren el papel del carné
P: Luisa, ¿cómo empezó en este mundo de la enseñanza?
L: Empecé en la autoescuela donde me saqué el carné de conducir, en Madrid; con mi profesor, que era un excelente profesional con el que me animé. Antes me estuve preparando las oposiciones para bombero, pero me decanté por esto (risas)
Tengo todos los permisos y he sido profesora de coche y de moto en varias autoescuelas.
P: ¿Por qué se decantó por la autoescuela frente a las oposiciones de bombero?
L: Porque cuando me saqué el carné de conducir fue una experiencia muy grata; me gustaba lo que estaba aprendiendo, cómo me lo estaban enseñando y lo que me transmitieron en ese momento y creí que era algo que se me podía dar bastante bien.
Esperé los dos años para poder presentarme al examen de profesor y aquí estoy.
P: Ese examen, ¿es muy difícil?
L: Sí, porque tienes que estudiar bastante materia; son siete asignaturas, y no es fácil. Tienes que estudiar Psicología, Pedagogía, Primeros Auxilios, Seguridad Vial, Mecánica, etc.
Antes todo era más despacio; primero es una prueba de selección, luego las siete asignaturas, y luego ya como profesor, en la enseñanza en sí. Tres años no te los quitaba nadie, no lo regalan; si estamos aquí es porque estamos formados, no todo el que sabe conducir está preparado para enseñar a conducir, algo que mucha gente cree.
Álvaro Ramos, alumno UEM Grado de Odontología: Elegí Triumph porque me la recomendó un compañero de piso porque los profesores eran buenos ya había buen rollo con ellos. Me apunté con mi hermano.
De ellos valoro sobre todo el trato de los profesores a los alumnos; si hay algún problema siempre se puede contar con ellos y te van a apoyar.
P: ¿Cómo recuerda las primeras clases que impartió en 1996?
L: Genial, porque cuando algo te gusta se nota. Recuerdo que uno de los primeros alumnos que tuve fue el mago Jorge Blas (risas).
Sí, tuve nervios en esas primeras clases, porque cuando algo no lo has hecho nunca impone, y quieres hacerlo lo mejor posible, pero al principio das mucha información, les quieres contar todo. Poco a poco vas viendo cómo el alumno va progresando y tienes que ir dosificando.
Es una profesión que te tiene que gustar y que tienes que tener vocación, como la profesión de maestro, y creo que yo siempre la he tenido, me encanta mi profesión.
P: Es muy importante la psicología, ¿verdad?
L: Sí, y mucha pedagogía, porque no todo el mundo aprende igual ni les tienes que enseñar las cosas de la misma manera.
Debes tener psicología porque cada alumno tiene su personalidad y su forma de coger los conocimientos, y cada 45 minutos tienes uno diferente, con otras aptitudes y actitudes. Tienes que analizar cómo transmitir la información lo mejor posible para que le llegue y aproveche ese tiempo al máximo.
P: ¿Qué es lo más importante en su profesión?
L: La constancia, la dedicación, la pasión por el trabajo, que hace que no te acomodes. En Triumph tenemos muchísima pasión por nuestro trabajo, la tenemos como si fuera nuestro hijo; enseñamos como si fuera el primer día y eso se transmite a los alumnos y ellos lo agradecen, evidentemente.
P: ¿Lleva la cuenta de los alumnos que en estos 17 años se han sacado el carné con usted?
L: No (risas). Es que han sido muchísimos, porque en 17 años trabajando desde las 08.00 de la mañana hasta las 23.00 horas, comiendo un sándwich en el coche, vamos todo el día en el coche….
P: ¿Se llega a empatizar con los ellos hasta el punto de que cuando se examinan, lo hacen ustedes con ellos?
L: Claro que nos examinamos con ellos; tanto si has empatizado mucho o poco. Cada alumno lo vivimos en primera persona. Yo transmito muchísima tranquilidad, pero pongo mucho empeño en lo que hago y quieres que el alumno demuestre todo lo que se le ha enseñado. De esta manera, con todos pasas nervios, tanto los que van muy preparados, y lo sabes, como los que no se han dejado preparar y también los sabes. Nos importan mucho los resultados.
Lo paso fatal. Pensé que se me pasaría, tal y como me dijeron al principio algunos compañeros profesores, pero no se pasa. Si a ti te importa y te involucras, no se pasa nunca.
P: ¿Cuál es el punto fuerte de Triumph frente a otras autoescuelas?
L: El índice de aprobados que tenemos, que es de un 90 por ciento, y el trato que damos a los alumnos, que es fundamental.
Joaquín: Nos basamos en la formación a los conductores, es la base; recalcamos a los alumnos que el accidente no es fortuito, el coche es un medio de transporte, no es una herramienta competitiva para demostrar tus destrezas en la carretera, ni para demostrar lo valiente que uno es.
Prefiero que un alumno me apruebe a la segunda o a la tercera, pero que sepa conducir. A mí me entristece muchísimo que un fin de semana, sin ser Semana Santa o verano, de media en España mueran entre 10 y 14 personas, como pasó en 2015. Intentamos concienciarles.
Cada alumno lo vivimos en primera persona
P: ¿Ha cambiado mucho el perfil del alumno en estos años?
L: Lo que les pasa es que lo quieren rápido y ya. Eso lo he visto a los largo de mi trayectoria, cada vez quieren el carné más rápido. Eso es lo peor de nuestra profesión, porque intentar convencer a una persona que viene con la idea de sacarse el carné con 10 clases y en menos de un mes es dificilísimo.
En esos casos, pese a que vemos que no están preparados, no podemos obligarles a que no se presenten. Tenemos que luchar contra eso constantemente.
J: El problema que tienen es su exceso de confianza en general. Se piensan que es sólo montar en el coche y manejarlo.
Lo triste es que a algunos alumnos no les importa la formación, sólo quieren el papel del carné. Lo he comprobado con ellos; diciéndoles que lo tendrían sin haber dado una sola clase, y entre un 60 y un 85 por ciento me dice que lo cogerían sin tener ni idea de conducir.