El objetivo es que detecten el virus tal y como sucede con explosivos, drogas o cáncer.
En Estados Unidos la Universidad de Pensilvania instruirá a ocho perros para olfatear muestras de pacientes infectados de COVID-19 y, si los resultados son favorables, podrían utilizarlos a partir de julio. La intención del departamento de Veterinaria es que los canes realicen labores como con algunos tipos de cáncer, estupefacientes y explosivos.
Ese mismo centro universitario trabaja en proyectos similares, concretamente con la indentificación del cáncer de ovario, aneurismas o diabetes. «Sabemos que todas las enfermedades parecen tener un olor único y sabemos seguro que los virus sí que tienen este olor propio para ellos mismos», explicó la doctora Cynthia Otto, directora de la escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania.
Reino Unido
Mientras, desde el Reino Unido la iniciativa llega de la mano de la asociación Medical Detection Dogs en colaboración de London School of Hygiene and Tropical Medicine y la Universidad de Durham. Trabajan con un grupo canino conocido como ‘Super Six’ que habitualmente realizan labores de rescate y asistencia.
El objetivo es reentrenarles durante un máximo de ocho semanas para detectar COVID-19 y para ello los impulsores recogen muestras de olor en aliento y sudor de personas contagiadas por este coronavirus.
Una vez hayan adquirido esa formación, estarán listos para olfatear de manera fiable ese olor pero sin estar en contacto directo con las personas analizadas, sino que simplemente realizarán el rastreo olfateando el aire de alrededor, de manera que se evite la propagación del virus.
Los investigadores creen que la detección sería rápida, y que un can podría monitorizar a más de 200 personas en una hora.