Han incautado 64 vehículos y dispositivos electrónicos en varios registros, uno de ellos en Villaviciosa de Odón.
Los detenidos vendían los coches y blanqueaban el dinero a través de criptomonedas y envíos de dinero a otros países.
La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal dedicada al tráfico ilícito internacional de vehículos y al blanqueo de los beneficios a través de criptomonedas, como parte de la operación Vallota.
En total han detenido a 21 personas, 18 hombres y tres mujeres de distintas nacionalidades por presuntos delitos de organización criminal, tráfico ilícito internacional de vehículos, blanqueo de capitales, estafa, falsedad documental, tenencia ilícita de armas, delito de daños, usurpación de identidad y receptación.
Los agentes realizaron varias entradas y registros, uno de ellos en Villaviciosa de Odón, cinco en Madrid y tres en tres en las localidades toledanas de Yeles, Magán y Seseña.
En total, han intervenido 64 vehículos valorados en más de cuatro millones de euros y multitud de dispositivos electrónicos por valor de 700.000 €. Estos últimos los utilizaban para anular sistemas de seguridad, y al encendido y arranque de los vehículos. En el domicilio del líder de la organización han intervenido además un rifle, dos armas cortas de fogueo que estaban modificadas para usar munición real y una pistola táser. En la localidad villaodonense incautaron “bastante material”, pero no han registrado robos, según han informado fuentes policiales a Villaviciosadigital. Hay que recordar que según el último Balance de Criminalidad, en 2023 se registraron siete delitos de este tipo.
La operación
La investigación comenzó en 2022, cuando la Guardia Civil recibió varias denuncias en la zona de Las Rozas por robo de vehículos de alta gama, aunque tiene acreditada actividad delictiva desde 2019. En todos los casos se trató de coches de gran cilindrada y con sistemas antirrobo sofisticados y complejos. Eso hizo sospechar de que se trataba de una organización criminal altamente especializada.
Esta operaba sustrayendo vehículos en Suecia y España. Cambiaban las matrículas y la documentación y los trasladaban a Mauritania a través de Francia o directamente a Rumanía.
Para la sustracción, tras elegir el vehículo que iban a robar, le colocaban un dispositivo de seguimiento para saber su ubicación exacta. En el momento en que estaba estacionado, valiéndose de tecnología avanzada para anular los sistemas de seguridad, apertura y arranque, conseguían en menos de un minuto hacerse con él.
El dinero obtenido de la venta lo blanqueaban a través de criptomonedas y haciendo grandes envíos de dinero a través de empresas de cambio y envío de divisas a terceros países.
Se ha tratado de una operación del Sector de Tráfico de Madrid con la colaboración la Comandancia de Madrid, coordinada por EUROPOL, y han colaborado la Policía de Rumanía, la Agregaduría de Interior en Rumanía, la Gendarmería Nacional Francesa y la Agregaduría de Interior en Francia.
