La asociación Nofumadores advierte que el 14 por ciento de todos los casos de esta enfermedad que se producen en el mundo se atribuyen potencialmente al cigarrillo, según afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha cifrado en unos 800.000 el número de personas que sufren esta condición neurodegenerativa, de las cuales se estima que unas 150.000 se deberían al tabaquismo.
Según apuntan distintos estudios realizados por la Comisión para la Demencia de la revista The Lancet, se estima que fumar incrementa alrededor del 40% el riesgo de desarrollar alzhéimer y el 30% los demás tipos de demencia, donde también se menciona al tabaco como uno de los factores de riesgo que se pueden modificar más importantes para la prevención de la enfermedad.
La presidenta de Nofumadores, Raquel Fernández Megina, aseguró que «no es sorprendente la correlación entre cigarrillo y cualquier tipo de demencia. Lo sorprendente es el silencio que existe alrededor y que no se tenga en cuenta el coste económico y emocional para las familias de estos enfermos a la hora de aprobar una nueva Ley del Tabaco».
Fumar también incrementa el riesgo de padecer otras patologías como la hipertensión o como el ictus, las cuales están relacionadas con el Alzhaimer.
Desde Nofumadores han solicitado a la ministra de Sanidad, Mónica García (anunció la activación del Plan Integral de Tabaquismo), el fin del tabaco como producto legal para la siguiente generación. Señalan que el objetivo final debe ser «el fin del tabaco como producto de curso legal y la prohibición de la venta de cigarrillos para todos aquellos nacidos después de 2009».
Advierten que para llegar a ese punto, no será suficiente con medidas cosméticas o a corto plazo, sino que habrá que aplicar las conocidas como Tobacco Endgame para que las siguientes generaciones crezcan sin acceso ni a los cigarrillos ni a otros productos de nicotina.
En España el primer contacto con el tabaco se tiene a los 13,9 años y casi la mitad de los adolescentes han probado los cigarrillos electrónicos. Nuestro país presenta datos vergonzantes en cuanto al acceso de menores a cigarrillos y vapers. Cuando se compara la tasa de fumadores adolescentes en EEUU que está en un prácticamente residual 2% con el 30% de menores en nuestro país que fuman habitualmente, nos damos cuenta de que, a pesar de la prohibición formal de la venta a menores, no se hace ningún esfuerzo por hacerla cumplir.
