El cigarro electrónico, la última adicción del siglo XXI

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Cigarro electrónico
Fumador de cigarro electrónico.

El cigarro electrónico vuelve a estar en el punto de mira tras ser el regalo de una menor durante el día de su comunión, pero ¿qué hay detrás de estos dispositivos?

En los últimos días se ha hecho viral el vídeo de una menor sevillana recibiendo como regalo de primera comunión una caja llena de vapeadores. Hasta 12 se llegaron a contar, todo ante la atenta mirada de adultos y menores que manifestaban “dame uno, dame uno”. Para más inri, al inicio de la grabación, que ya acumula más de 180.00 reproducciones en redes sociales, la niña aparece soltando humo procedente de un cigarro electrónico que porta consigo a modo de colgante. Algo que no da lugar a dudas sobre el verdadero fin del regalo.

Ante esto, son muchas las personas y asociaciones que han mostrado su indignación ante tales hechos, alertando del riesgo que el vapeo puede suponer en menores, así como en la población en general.

España acumuló en 2020 el doble de vapeadores que en 2015.

En España, según la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES) publicada en por el Ministerio de Sanidad en enero, el 12,1% de las personas de 15 a 64 años han consumido alguna vez en la vida estos aparatos, porcentaje superior en casi dos puntos al obtenido en 2020 (10,5%) y casi el doble al de 2015 (6,8%). Por rangos, el grupo de 15 a 24 es el que presenta la mayor prevalencia.

Pero, ¿qué es un vapeador o cigarro electrónico?

La Sociedad Americana contra el Cáncer lo define como dispositivos electrónicos disponibles en muchas formas y tamaños que incluyen en su interior una batería para la activación del mismo, una fuente de calor que calienta un líquido para convertirlo en un aerosol de partículas diminutas, un cartucho o depósito que contiene el líquido, y una boquilla o abertura utilizada para inhalar el aerosol.

Según manifiesta el Dr. Manuel Callejas, neumólogo del Centro Médico Sanitas Conde Duque de Madrid, estos «contienen una mezcla de nicotina, glicerina (causante de neumonías si se inhala), y otras sustancias químicas», tales como compuestos orgánicos volátiles (VOC), que, en ciertos niveles, pueden causar irritación en los ojos, la nariz y la garganta, dolores de cabeza y náuseas, etc., productos químicos saborizantes, para lo que se emplea diacetilo que se ha relacionado con graves enfermedades pulmonares y formaldehído vinculado al cáncer si el e-líquido se sobrecalienta o no alcanza el elemento calefactor.

Por otro lado, el neumólogo señala que lo que le diferencia del tabaco es que, «en lugar de producir alquitrán, producen una especie de aerosol o vapor que contiene partículas contaminantes como por ejemplo el níquel».

Es en está última cuestión donde más controversia existe, pues tradicionalmente estos dispositivos venían acompañados con la denominación de «menos nocivos» y como recurso para dejar de fumar. Sin embargo, diversos estudios apuntan a que eso no sería del todo cierto. Es más, Carlos Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, indica que ninguno de estos aparatos son inocuos.

Riesgos para la salud

Entre los peligros que la acción de vapear puede suponer para la salud, la World Heart Federation (WHF), en su informe «Cigarrillos electrónicos: una nueva amenaza para la salud cardiovascular» reveló que estos dispositivos pueden llegar a duplicar el riesgo de infarto. Y es que, tal y como explica la doctora Regina Dalmau, perteneciente a dicha federación, «los líquidos y los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias tóxicas y existe evidencia creciente de que pueden causar daño cardiovascular«. También, apuntan a la aparición de arritmias, hipertensión o problemas cardiovasculares.

El consumo de cigarros electrónicos puede llegar a duplicar el riesgo de sufrir un infarto.

Sin embargo, numerosos estudios señalan que todavía es pronto para conocer los efectos a largo plazo que los cigarros electrónicos pueden producir, aunque a corto evidencian la irritación de los pulmones o enfermedades pulmonares graves, con síntomas como la tos, dificultad para respirar o dolor en el pecho.

Algunas firmas que comercializan estos productos se definen como marcas «con una gran visión», cuyo objetivo es «sustituir cada cigarrillo de todos los fumadores adultos». Aludiendo al dispositivo como «una mejor alternativa a continuar fumando», capaz de «acompañarte en el cambio a un mundo sin olor a humo de cigarrillo».

Esta y otras muchas marcas promocionan sus cigarros o vapeadores a través de las redes sociales con el fin de captar gente joven potenciando así una cantera de fumadoras. Muchas de ellas, empleando la etiqueta #vapeo que acumula más de 387.000 publicaciones en Instagram, donde incluso se promocionan ofertas.

Desde Nofumadores.org, su presidenta, Raquel Fernández Megina, ha expresado: «Nos tiene que entrar en la cabeza que vapear es fumar. El Gobierno tiene que actuar ya y prohibir este sector». Además, apunta «es un sector dañino y depredador, primo hermano del tabaco y que hará que esta niña sea fumadora antes de cumplir los catorce años».

 

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