Canal de Isabel II destina una media de dos millones de euros para depurar toallitas y compresas en la Comunidad de Madrid

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Eliminó de sus depuradoras 34.000 toneladas de residuos sólidos a lo largo del año pasado y en este asciende a 22.000 hasta septiembre.

Desde el Canal han indicado que se trata de «elementos que en ningún caso deberían circular por la red de saneamiento». Además de las conocidas toallitas húmedas, hasta las 157 estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) en la Comunidad de Madrid llegan diariamente productos que se tiran al inodoro, como bastoncillos, artículos de higiene femenina o incluso el propio pelo, que «no solo suponen un grave problema operativo y económico, sino que también pueden causar importantes daños medioambientales».

En concreto, hasta septiembre, se han retirado cerca de 22.000 toneladas de detritus de las 157 instalaciones de depuración de la empresa pública, y la previsión es finalizar este año con 29.000 toneladas.

Por ello, y con motivo del Día Mundial del Retrete, instaurado por la ONU en 2013 y que pretende poner en valor la importancia de las redes de saneamiento en el cuidado del medioambiente y en la contención de enfermedades, Canal ha acogido en su depuradora Arroyo Culebro Cuenca Media-Alta el acto en el que la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) ha presentado la campaña ‘No alimentes al monstruo de las cloacas’.

Más de 120 entidades han firmado la declaración de adhesión a esta campaña de sensibilización, impulsada y promovida por el sector del agua urbana, que pretende evitar los problemas medioambientales y económicos provocados por obstrucciones y daños en hogares, redes de alcantarillado, equipos de bombeo y estaciones depuradoras.

Toallitas húmedas

En los últimos años ha habido un aumento de vertidos de toallitas húmedas. Cuando son arrojadas por el inodoro, pasan por las tuberías interiores de las viviendas, donde se pueden producir atascos, sobre todo si también se vierten aceites y otros elementos que contribuyen a que se formen acumulaciones de mayor volumen. Posteriormente, discurren por la red de alcantarillado y las instalaciones de bombeo de aguas residuales para llegar, finalmente, a las depuradoras.

A pesar de que se indica que son biodegradables, el lapso que transcurre entre que se tira la toallita por el inodoro y ésta llega a la red de alcantarillado y a la propia depuradora «no es suficiente para que se deshaga», por lo que se acumulan en las rejas de llegada a las EDAR y en las bombas, especialmente en época de lluvias. Desde allí, estos residuos, una vez retirados, se llevan a los vertederos.

Este hábito puede llegar a serios daños no solo en instalaciones interiores y en infraestructuras hidráulicas, sino, por supuesto, en el medioambiente, ya que las bombas que impulsan el agua residual dentro de las depuradoras pueden dejar de funcionar y, en un caso extremo, la planta podría llegar a quedar, incluso, inoperativa. Por último, los operarios que trabajan en estas instalaciones y en las redes de saneamiento se ven sometidos a riesgos laborales importantes cuando tienen que desatascar conducciones, bombas u otros elementos.

Así pues, Canal de Isabel II ha cuantificado en una cifra media anual de dos millones de euros el sobrecoste que suponen estos vertidos a la red de saneamiento. Este importe incluye los costes de retirada de estos residuos, los extra de mano de obra para la limpieza de las bombas, la reposición de las que quedan inoperativas y el incremento en la factura energética.

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