Esta realidad que afecta al 20 por ciento de los menores, que se hacen daño como forma errónea de manejar el malestar.
Hay un cambio de paradigma, antes se vinculaba con patología mental -primordialmente con los trastornos limites de personalidad-. Ahora y desde una difusión más colectiva acontece también en población general.
Se extiende el malestar en la población joven, véase el aumento de ansiedad, depresión, autolesiones, problemas relacionados con la alimentación, ideas de suicidio.
Los niños obtienen en redes sociales información errónea dando a la conducta autolesiva un carácter romántico.
Se aprecia que se da más y dentro de una etapa vital de elevada impulsividad y reactividad emocional en personalidades de tipo inestable, tendentes a desarrollar puntos de vista subjetivos, egocéntricos.
Factores intrapersonales: estado de ansiedad intensa; detener la recurrencia de pensamientos negativos; reducir la sensación de vacío, que experimentan.
Factores interpersonales: aprobación por parte del entorno social; obtener atención, afecto, protección; evitar situaciones interpersonales conflictivas.
La falta de control de la frustración, del sentimiento de impotencia, la necesidad de mostrar malestar interno, en ocasiones se convierte en hábito.
Los niños obtienen en redes sociales información errónea dando a la conducta autolesiva un carácter romántico.
Hay adolescentes que no se quieren mucho, pero se comprometen al ayudar a los demás.
Resulta importante sentirse comprendido, entender que la existencia no queda anclada en el ayer, que es el presente el que debe impulsar hacia un futuro donde llevar la vida en los propios brazos.
Naturalmente que se puede superar esas situaciones, también con el apoyo psicoterapéutico de una relación socrática.
Enseñemos a fortalecer el carácter, a no pedirle a la vida más de lo que la vida puede dar. A sentirse concernido con el otro, a rehuir el egocentrismo.
Hemos de evitar el estigma y la idealización. El que personajes famosos cuenten que se autolesionaban, conlleva el riesgo de normalización.
Enseñemos a manejar dilemas, a aceptar un mayor nivel de disonancia, a afrontar circunstancias desde: actitud. Coraje. Compromiso. Voluntad.
Inoculemos esperanza, proveamos de ilusión existencia, retomemos el contacto con la naturaleza, practiquemos la paciencia, la serenidad.
Formemos niños que sean adaptables, que anticipen el sufrimiento, que no se engañen a sí mismos, que se manejen en la incertidumbre, que relativicen, que sepan perdonar y perdonarse, que limiten deseos, que enhebren relaciones de apego y vínculo, que se valoren en su justa medida, que usen el humor como factor protector, que busquen conquistar el miedo, que sean agradecidos.
Inoculemos esperanza, proveamos de ilusión existencia, retomemos el contacto con la naturaleza, practiquemos la paciencia, la serenidad.
Precisamos chicos que practiquen deporte, que sean sanos: bio / psico / social / cultural / espiritualmente. Mostrémosles la realidad de los niños hospitalizados, de los niños con discapacidad.
Propiciemos las habilidades comunicativas.
No hagamos jóvenes como el cristal, duros pero frágiles.
En recURRA GINSO nos preside el lema: “tan importante como el yo, es el tú”.
Dr. en Psicología y Dr. en Ciencias de la Salud.
Académico de Número de la Academia de Psicología de España