No tengo nada contra los dioses, es más, algunos me caen hasta bien. Pero me declaro atea militante creo que la religión es la mayor causa de guerras. La religión, durante siglos, ha sido la excusa perfecta para invadir, oprimir, suprimir derechos, dividir……
El ser atea no ha impedido que esté bautizada, nadie me pregunto si quería o no. También hice la comunión y tengo que reconocer, que fue un día grande y divertido. También me confirmé; en esto no tengo excusa o sí, tenía 14 años y me daban la tarde libre en el cole.
Ser ATEA no me impide pagar “religiosamente” mi cuota de la Virgen de la Soledad. Ser ATEA no me impide ser devota de San Sebastián. Pero ser ATEA me da la libertad de mis propias acciones y elecciones, de mis propios pecados. No es Dios quien me premia o me castiga, no es Dios quién me perdona….
En esta disyuntiva de ser ATEA tengo que reconocer que creer en Dios hubiese sido más fácil y un gran alivio… Pensar que todas las personas que he amado están felices en el cielo, campos elíseos o en cualquier lugar, pero felices. Creer en algún dios hubiese sido un consuelo cuando tenía el corazón destrozado. Rezar hubiese impedido oír mi propia rabia. Pero, a pesar de todo esto, continúo siendo ATEA MILITANTE.
Mi conflicto es con la jerarquía y la injerencia en la vida juzgando acciones y dictando lo que está bien y está mal
Mis conflictos con las religiones no es con los creyentes, cada cual soporta la vida como puede. Mi conflicto es con la jerarquía y la injerencia en la vida juzgando acciones y dictando lo que está bien y está mal. Homosexual, aborto, anticonceptivos, divorcio, sexo celibato, mujeres…
Creo y lo creo firmemente que soy atea militante gracias a mi madre que era católica practicante. Ella siempre respetó mis creencias y yo las suyas, jamás me obligó a ir a misa y yo jamás le dije que no fuera.
Cuando mis padres murieron mi familia y yo lo teníamos claro; mi madre un entierro católico y mi padre un entierro laico. GRACIAS A LOS DIOSES QUE ME DIERON UNOS PADRES QUE ME ENSEÑARON RESPETO Y TOLERANCIA.
ATEA MILITANTE.
Maribel Martínez
Querida Maribel. He leído con interés tu artículo y me gustaría dar mi punto de vista desde el otro lado, como «católica coherente». A los hombres de todas las épocas se nos ha dado la oportunidad de dirigirnos a Dios, de buscarle y de aspirar a Él. Pero los hombres somos limitados, finitos, cometemos errores. El gran error del hombre es fabricar un dios a su medida: Dios tiene que darme lo que le pido, Dios tiene que castigar al que se ha portado mal, Dios me da permiso para acabar con los que no piensan como yo, Dios permite el mal en el mundo…Nuestro «dios» no coincide con el modelo de Dios, con mayúsculas, más grande que nuestra corta visión humana. Y ahí lo negamos. Dios no se ajusta a mi modelo, conclusión: Dios no existe. Pero Dios en su infinita sabiduría nos ha creado libres, no obliga a nadie a adherirse a Él. Los cristianos y católicos que sí le hemos elegido y confiamos en su providencia, respetamos plenamente a los que, en el ejercicio de su libertad, han optado por no buscarle. Pero, permíteme que añada una apreciación: en el mismo hecho de negarle está la evidencia de su existencia que niegas. Y es más. Desde esa negación que tú haces, Él no deja de buscarte, y creo firmemente que te va a encontrar.
Querida Maribel, Dios es como un Tom-Tom: Respeta tu libertad de movimiento, pero tiene un destino previsto para tu plenitud y felicidad, y no dejará de «redirigirte» hacia Él…aunque le lleve algo más de tiempo.
Con todo mi cariño, un abrazo.