Miércoles, 29 de abril, tarde-noche de toros en el Coliseo de Villaviciosa. Tres toreros, tres etapas, tres estilos, y una sola afición, una sola profesión: El toreo. Viven por y para el toreo.
Gabriel De La Casa, matador desde 1967, alternó en los ruedos con Luis Miguel Dominguín, Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez, Paco Camino, «El Viti», «El Cordobés», «Paquirri» o Angel Teruel.
César Rincón, registrado matador en 1982, alternó con «Antoñete», Manzanares, Paco Ojeda, Ortega Cano, «Espartaco», Joselito, Ponce o José Tomás.
«El Fundi», que tomó la alternativa en Villaviciosa en 1987, alternó con Joselito, «El Bote», José Tomás, Iván Fandiño, Antonio Ferrera, Juan José Padilla, Luis Miguel Encabo, Fernando Robleño o Luis Bolívar.
Gabriel fue torero de dinastía, que fundara su padre “Morenito de Talavera”. En ello estuvo que se hiciera torero antes que hombre. Debutó como novillero con picadores a los 15 años en Quito (Ecuador). Formó pareja novilleril de éxito con su hermano José Luis. Considerado estratega, técnico, poderoso con los toros, pese a la limitación física que una enfermedad infantil le produjo en una pierna.
César Rincón es el más insigne de los toreros colombianos, y uno de los grandes de la historia del toreo mundial. De una infancia de apreturas y unos inicios hostiles, pasó a abrir cinco veces consecutivas la Puerta de todas las Puertas, en la capital del toreo, Las Ventas. Torero de emoción, pecho y pierna por delante, muleta adelantada, provocando y embarcando a los toros, dejándoles venir de lejos, crecidos y caudalosos, para hacerles el a-b-c del toreo: parar, mandar, templar y rematar.
«El Fundi», siguiendo a su hermano Angel Luis, creció en el juego al toro y en los encierros de las fiestas de Fuenlabrada, haciéndose a sí mismo como persona y como torero; de aquí la fortaleza sobrevenida, con la que ha afrontado la dureza extrema de esos toros impetuosos y desafiantes con que habitualmente era acartelado. Reinó, así, en Francia, país europeo y moderno, con fama de “torista”; para después hacerlo en España, donde se retiró haciendo el toreo que siempre había soñado, sosegando, depurado, sentido, de gusto, de arte.
José Luis Ramón, periodista director de 6TORO6 estructuró con rigor los tiempos y las distancias, dándole a cada torero su sitio, su momento y su contenido. Hablaron de los inicios, de la trayectoria, de los toros, de los toreros, de las plazas, de las faenas. Los tres viven o han vivido alguna etapa como ganadero, y coincidieron en señalar las dificultades de la crianza y selección del toro bravo, en cuya último paso, la puesta en escena del producto final, el toro, no pueden intervenir tan directamente como lo hacían con capote y muleta cuando toreaban.
Entre tanda y tanda, los 80 asistentes ovacionaban entusiasmados, oyendo, escuchando, haciendo suyas las vivencias tan únicas y tan especiales de los toreros.
Esto, sin duda, hace afición. Acercarse a este mundo permite ver y sentir. Y ves, sientes y constatas, que es un mundo de valientes, de héroes, de románticos, de filósofos, de poetas, que da para escribir, para narrar, para novelar, para pintar, para esculpir, para hacer cine, teatro o música. Es cultura, es arte, es sentimiento, es… España, culta, pacífica y tolerante.
Luciano Nuevo
Foto: Peña taurina Volapié.