Roberto Puerto (Ciudadanos Villaviciosa de Odón): «Del nacionalismo y otras hierbas»

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nacionalista catalanEs el nacionalismo una mala hierba. Ahora vivimos su primavera. Crece deprisa y en cualquier lugar. En todos los caminos, igual al norte que al sur, a la izquierda, a la derecha, o en el centro. Como la mala hierba, no aporta nada; solo empobrece.

Los que beben su infusión creen ser por arte de magia, más listos, más trabajadores, más honrados, más, más, más…. Se emocionan desmesuradamente con lo suyo mientras desprecian lo ajeno. Son seres con gran imaginación, capaces de tergiversar la realidad hasta extremos casi delirantes. Y es precisamente ese delirio colectivo el que les dificulta el aterrizaje en el mundo real.

Son gregarios y se encuentran cómodos en el terruño. Se mueven en un mundo de leyenda, inventando países que nunca existieron y manipulando la historia a su antojo. Se sienten siempre perjudicados y oprimidos. Suelen ser muy solidarios pero nunca con sus vecinos. Argumentan con territorios, lenguas, razas, religiones y demás pequeñas diferencias. Gustan de lo ancestral, aunque el pasado nos iguala a todos. Aman el folclore, pero solo el suyo. Se creen ciudadanos del mundo; sí pero de un mundo pequeño.

Entran en trance con sus himnos, bailes, símbolos y banderas. Son castizos, como dicen que lo eran sus antepasados, y como deberían ser sus descendientes. Deben ser prolíficos. Cuantos más para la causa mejor. Desconfiados por naturaleza, recelan del forastero. Anhelan la expansión y reivindican territorios. Tienen toda clase de costumbres, a veces arcaicas y extravagantes, que les otorgan carta de identidad. Anteponen la patria a la persona y la masa al individuo. Unos pocos se erigen en guías de una gran mayoría. Ellos son toda la nación, todo el pueblo. Con ellos o contra ellos.

Tolerancia y nacionalismo combinan mal, y a este último es fácil recurrir en tiempos de crisis. Siempre es mejor echarles la culpa a los demás que asumir los errores propios. El sentimiento nacionalista cala bien en la población y es una excelente herramienta para manipularla. Solo hay que recordar que los grandes dictadores del siglo pasado eran doctos en esta materia. Los nacionalistas tienen su día, sus monumentos, sus celebraciones… todos suyos. Prejuzgan a sus vecinos, los tachan de vagos, ladrones, torpes y hasta feos. Si no estuviesen tan mal rodeados serían más ricos y prósperos dicen. Con estos argumentos no es difícil convencer a la masa. Es más fácil estar con ellos que oponerse. Es difícil colocar una bandera distinta en tu balcón. Unos pocos colocan sus banderas y la mayoría no se atreve a colocar otra.

Tolerancia y nacionalismo combinan mal

Y no hablemos de las lenguas. Las utilizan, no solo para comunicar si no para marcar la diferencia y el “pedigrí”. Algunos hasta enseñan a sus hijos una lengua como propia que ni hablaron sus abuelos. Todo vale.

Antiguamente se decía que el nacionalismo se cura viajando, por desgracia creo que no. En Europa tenemos la población mejor preparada de la Historia y aun así seguimos asistiendo a estos lamentables brotes nacionalistas, casi siempre justificados por razones económicas. Detrás del poder está el dinero, cuanto más cerca esté el poder, más cerca estará el dinero. A más naciones, más países con más gobiernos y más centros de poder. Qué pocos gobernantes cobran el sueldo medio de su país.

El aire, el agua, el clima no conocen naciones ni fronteras. Los grandes problemas del mundo actual precisan respuestas conjuntas, coordinadas y globales, sin importar naciones, ideologías excluyentes, razas o credos.

Tarde o temprano, solo así podrá avanzar la Humanidad.

 

Roberto Puerto

(Miembro de la junta directiva de la agrupación de Ciudadanos de Villaviciosa de Odón)

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1 Comentario

  1. Sr.Puerto

    Puede que el nacionalismo sea eso que usted dice, y puede, tal y como usted lo plantea mucho más, pero también es amor a una patria (chica como usted dice) y un respeto a las lenguas de sus abuelos y padres, tan valido como amar a su propia tierra grande,uno no va a una tierra porque si, se va de la suya, casi siempre para mejorar, y la mejor de las actitudes es hacer y decir, adaptarse a lo que en esa tierra, se hace y dice, es una de las formas más sencillas de respetar, a esas gentes y sus costumbres.
    Salvadores de la patria los hay, demasiados por ésta España nuestra.
    Lo que realmente importa es que cada cual la ame a su manera, sin adornos ni oportunismos, yo quiero a ESPAÑA, al menos igual que usted, pero a lo que se ve de muy diferente manera.
    Vivo en Mallorca, hablo Mallorquín (catalán,no tenemos gramática propia) desde hace mucho tiempo, tengo tres hijos Mallorquines y esta tierra me da de «comer» por eso se merece todo mi respeto, ser agradecido es de bien nacido, dice el refrán.

    No pretendo defender ni representar a nadie, me viene justo representarme a mi mismo, en estos tiempos tan movidos en los que vivimos, solo darle otro punto de vista de esos nacionalismo a los que usted se refería.

    Por último termino con una cita de D.QUIJOTE que dice……y mira que es mala cosa siendo de vidrio el tejado tomar piedras en la mano para tirar al vecino.

    Atte. Juan Martin Alba
    vecino de Mallorca, pero nacido en Villaviciosa.

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