Así lo han indicado varios especialistas médicos en la primera Escuela de Incontinencia del Hospital Universitario Rey Juan Carlos.
Las pérdidas de orina y heces involuntaria son patologías relacionadas con el suelo pélvico. Afectan a las vísceras pelvianas y los músculos que las sustentan, tanto en hombres como en mujeres, según ha recordado la doctora Tamara Jerez, especialista del Servicio de Urología. Requieren un estudio «básico e individualizado para conocer el tipo de incontinencia del que se trata -de esfuerzo, de urgencia, mixta…- y aplicar así el tratamiento más adecuado», ha apuntado.
Además del manejo terapéutico a seguir que, si no puede corregir totalmente la incontinencia, debe combinar las opciones de corrección máxima con medidas que permitan convivir con ella, «es fundamental la colaboración e implicación de los pacientes en el abordaje de su enfermedad, ya que el compromiso de estos mejorará los resultados del tratamiento«, puntualizó la uróloga.
Desde el área de Ginecología, la pérdida de orina «se afronta de manera integral», teniendo en cuenta todos los aspectos que afectan a la mujer, tanto a nivel anatómico y funcional del aparato urogenital, como del ámbito emocional y la función sexual, tal y como señaló la doctora María Gozalo, especialista de este servicio en el hospital mostoleño.
Igualmente, la ginecóloga explicó las herramientas con las que cuentan los especialistas para identificar el problema y aconsejó pautas generales para su prevención y mejora en el autocuidado, como controlar el peso corporal, realizar ejercicios para fortalecer el suelo pélvico y evitar todos aquellos hábitos que puedan alterar la función los órganos y elementos de soporte, así como otras específicas para los periodos del embarazo y postparto.
Por su parte, la doctora Belén Manso, especialista, respectivamente, del Servicio de Cirugía General y Digestivo, en relación a la incontinencia fecal, ha recordado que «una afección más frecuente de lo que se piensa», ya que se calcula que su prevalencia oscila entre el 2 y el 7 por ciento de la población, así como en sus diferentes tipologías -de urgencia, pasiva, mixta y de ensuciamiento-, causas y opciones terapéuticas.
Esta patología suele ser diagnosticada a través de la manometría y la ecografía anal, que «son pruebas sencillas y ligeras para el paciente», mientras que para saber el nivel de transcendencia de la incontinencia es imprescindible realizar cuestionarios de calidad de vida, de cuantificación de gravedad de incontinencia (Wexner) y llevar a cabo un diario defecatorio.
Cada paciente ha de ser evaluado y tratado de forma individualizada, con el fin de encontrar una mayor adherencia a la terapia, y los abordajes que se aconsejan incluyen medidas higiénico-dietéticas, medicación o ejercicios de rehabilitación, detalló la cirujana, que añadió que cuando estos métodos son insuficientes, existen terapias más complejas, como la neuromodulación de raíces sacras y la irrigación transanal retrógrada, entre otras, e incluso, como último recurso, la colostomía.