Mi amigo Javier tiene 35 años, es arquitecto y vive en casa de sus padres. Su sueño era construir espacios habitables y construir una ciudad donde los protagonistas fuesen las personas.
Cuando Javier terminó la carrera trabajó en una empresa a la que no le interesaba este sueño si no la construcción masiva de casas. Pensaba: `el sueño puede esperar´. Pero mientras esperaba estalló la “burbuja inmobiliaria”. Se quedó sin sueño y sin trabajo.
Pero perdió mucho más que eso. No pudo seguir viviendo con su novia, Pilar, el amor de toda su vida. Ella también perdió su trabajo y su sueño. Tuvieron que dejar el piso de alquiler que compartían en Moratalaz y ambos volvieron a vivir con sus padres, a su antigua habitación. Javier volvió a dormir junto a algún póster de cuando era más joven, su colección de Play mobil y de Meccano.
Sus padres, Antonio y Justa (albañil y encargada de la limpieza, ambos jubilados ) no entienden nada, no saben cuál ha sido su fallo. Habían pagado una carrera para su hijo con mucho esfuerzo; un año entero en Londres para aprender inglés. ¿Y ahora qué?
«Se quedó sin sueño y sin trabajo»
No entienden el mal carácter de su hijo. No entienden los días enteros en pijama. No entienden porqué hace tanto tiempo que Pilar no viene a visitarlos. Javier tampoco lo entendía. No entendía cómo después de dos años de viviendo con Pilar, ahora no se veían. No entendía la discusión constante. No entendía porqué a veces no quería ver a Pilar. No entendía la razón de su insomnio. No entendía porqué había adelgazado. El por qué había perdido la sonrisa.
Hasta que un día Javier lo entendió todo. Estaba parado. Olvidó su sueño, olvidó su carrera, olvidó su inglés y salió a la calle a buscar trabajo. Encontró de todo: jardinero, reponedor, paseador de perros, limpiador de cristales , barrendero, vendedor de casas y un largo etc.
Se quitó el pijama y los fines de semana volvió a salir con Pilar, como adolescentes; cine, paseo y pipas.
Y hoy Javier descubre que es noticia. Forma parte de los 13.528 desempleados que encuentran trabajo.
Maribel Martínez
(Concejal de Izquierda Unida en Villaviciosa de Odón)
Hasta ahora estas situaciones siguen siendo sostenibles por el soporte de sus padres, el problema surgirá cuando esos padres hayan desaparecido y su lugar lo tengan que ocupar esos jóvenes sin futuro sin posibilidades de sostener una familia, sin haber cotizado lo suficiente para asegurarse una sanidad pública en condiciones y posteriormente una pensión impensable.
¡Que pena!
Esperemos que cambie la situación para los 13.528 «Javieres». Un deseo que comparto.