Este establecimiento villaodonense ofrece una media de 300 desayunos al día y se ha convertido en un punto de referencia gastronómico para muchas personas llegadas de distintos puntos de la Comunidad de Madrid.
La calidad de sus productos, con harinas seleccionadas o chocolates de primera, son algunos de los secretos de su éxito.
Juan Mesa, el propietario de La Parada (Calle Pasaje de los poetas 2) es un granadino afincado en Villaviciosa de Odón desde hace más de 25 años, cuando como un jugador de póquer se jugó todo al churro, un producto cien por cien español. Con 20 años conoció el arte de la churrería a través de un familiar de Granada y aposto por él.
Sus padres habían regentado en Villaviciosa de Odón una tienda de frutos secos y un bar (local donde se ubica actualmente La Parada), sin embargo, Juan lo tuvo claro y emprendió un negocio abanderado por los churros. Se instaló inicialmente en un centro comercial de esta localidad madrileña, vio que a la gente le gustaban sus desayunos y se trasladó al actual establecimiento, a pie de calle. “Tiene una ubicación bastante buena y lo transformamos en La Parada”, indica.

Mesa se llena de orgullo cuando recuerda sus inicios y comprobó la aceptación que tenía un producto elaborado por él con una receta heredada de su familia granadina. “Fue estupendo”, reconoce.
Pero ¿cuál es el secreto de este emprendedor? Sin duda, sus ganas y trabajo. Junto a eso, la materia prima. “Las harinas y el aceite son esenciales, al igual que hacerlos recientes”. La Parada elabora sus churros y porras con harinas de trigo, más de un 80 por ciento natural, que llegan de las dos Castillas, de Cuenca y de Segovia. Aunque no sólo basta con la elección, sino que al ser como “un ser vivo”, las harinas están influidas por la estación del año; a partir de octubre, con los trigos nuevos, son muy húmedas y cuesta más trabajo elaborar una buena masa. Desde febrero, se asientan y es más fácil, para ofrecer los mejores churros.
Otro de los aspectos importantes en la elaboración son las aguas y las temperaturas de preparación. Juan recuerda que hay que freírlos a su temperatura justa; las porras a 220 grados, y el churro a 210.
Con estos detalles, no es de extrañar que las personas que los prueben repitan. Blanca y Jesús, son un ejemplo de ello. Vecinos de Alicante, llegaron hace un año a Villaviciosa con su nieta, estudiante de la UEM. Desde que descubrieron La Parada, no cambian de lugar para desayunar. “Nos gusta este sitio y para qué vamos a cambiar, venimos todos los días a desayunar aquí. Como los churros de aquí, en ningún lado”, afirma Blanca, quien señala que en Alicante están llenos de harina y saben peor.
Y por supuesto, otros ejemplos son los propios villaodonenses, tanto mayores como jóvenes. María, Alba y Pilar (foto de portada) acuden con frecuencia a embriagarse del chocolate con churros, reconocen con cara de golosas. “Venimos aquí porque es la típica churrería de pueblo, nos pilla cerca de casa y están ricos”.
Así, este establecimiento se ha convertido en un punto de encuentro con sus amigos y ellas disfrutan del mejor chocolate de Villaviciosa, elaborado con una sabia mezcla de cacao y leche de alta calidad. “Está buenísimo”, reconocen, y no dudan en esperar su turno para saborearlo. “A veces hay que esperar un rato porque hay mucha gente, pero merece la pena la espera”.
Junto a los churros y las porras, sus productos estrella, La Parada elabora artesanalmente bizcochos, y sirven molletes de pan de Antequera que les traen directamente desde allí. “Hemos ido metiendo productos de la parte de Andalucía, porque la tierra tira” (risas).
Y es que Juan ofrece a sus clientes exquisiteces que no suele haber en la Comunidad de Madrid. Con estos ingredientes, hacen que 300 personas al día salgan desayunados para afrontar su jornada. “Nuestra temporada va acorde con el curso escolar”, dice. Pero no sólo ofrecen churros en la mañana, por las tardes muchos clientes meriendan con estos manjares para reponerse del cansancio de la jornada.
Durante el fin de semana, las familias abarrotan este establecimiento y pueden disfrutar con tranquilidad de un buen desayuno o merienda. No sólo acuden de Villaviciosa, sino que vecinos de Boadilla del Monte, Alcorcón, Fuenlabrada o Madrid hacen parada en esta churrería que lleva casi 25 años ofreciendo calidad en sus desayunos y meriendas.
Juan sigue apostando por el churro 25 años después, como demostró también en la última edición de la Ruta del Pincho de Villaviciosa, en la que su churro de morcilla y manzana conquistó el Pincho de Oro, y lo que es más importante, el paladar de miles de madrileños.