[sam_ad id=»25″ codes=»true»]
José Luis Gil vuelve a subirse al escenario, en esta ocasión el del Teatro Reina Victoria de Madrid, para divertir al público con una comedia salpicada de testimonios sobre el amor, las relaciones y la amistad de personas de lo más extraño y variopinto. Pero no lo hace solo, junto a él está Mauro Muñiz de Urquiza con un texto original de este último y Carolina Noriega, que dirige Manuel Gancedo. La obra: ‘El Gran Favor (una más y nos vamos)’.
“Recomiendo a la gente que se haga el gran favor de venir a ver ‘El Gran Favor’ porque se lo van a pasar muy bien”, asegura chistoso José Luis Gil a Villaviciosadigital.
“Una obra en la que van a ver dos actores que se dejan la piel en el escenario por pasar un buen rato y transmitírselo al público. Es una comedia con situaciones muy divertidas, con personajes muy diferentes y con dos autores detrás que manejan los diálogos de una manera privilegiada, con tantos recursos que no dan puntada sin hilo. Es muy difícil no pasarlo bien y enganchar con la función. Van a ver algo que es muy nuestro y que nace de nosotros y eso es un plus que el público valora, es un mano a mano que el espectador nota y que nosotros agradecemos muchísimo”, explica.
Y es que José Luis Gil, que trabaja desde los diez años como actor, y que ha alcanzado el éxito televisivo con papeles como el de Juan Cuesta en la serie ‘Aquí no hay quien viva’ e interpretando a Enrique Pastor en ‘La que se avecina’, experimenta, en esta ocasión, un encuentro absurdo que da lugar a una amistad única entre dos personas que no son lo que parecen ser.
“Los que hemos tenido amigos de verdad, aunque yo tampoco presumo de ser el mejor amigo del mundo, sabemos que es una relación entre dos personas que se establece de ti para mi, y de mi para ti. Es una cosa complicada pero a veces es muy sencilla. Todos necesitamos tener amistad en un momento dado y el que crea que no, porque se ve muy independiente y autosuficiente, será verdad, pero yo le diría que se está perdiendo algo muy bonito. Cuando la amistad surge es como enamorarse. Cuando te enamoras, te enamoras y se ha acabado. Es algo que no tienes previsto ni pensado, ni te apetecía, seguramente”, reflexiona.
“Hay amistades que uno intenta mantener en el tiempo cuando no tiene sentido, y sin embargo, otras surgen espontáneamente y nunca uno hubiera sospechado que eso pudiera surgir. La clave de la amistad es no abusar de ella y basarla en el respeto, como las relaciones de pareja”, asegura.
De la amistad también ha surgido esta comedia. “No es un trabajo más, este proyecto ha sido impulsado por los interesados, que en este caso somos Mauro Muñiz de Urquiza y yo, que después de haber trabajado juntos en dos obras anteriores (‘Ser o no ser’ y ‘La Fuga’), nos conocimos, entablamos una gran amistad y nos entendimos muy bien en escena».
Fruto de aquello quisieron prolongar en el tiempo esa situación. «Tenemos la suerte de que, tanto Mauro como Carolina Noriega, son dos grandes guionistas y grandes monologuistas que trabajan juntos desde hace mucho tiempo. Teníamos muy a mano el intentar esta nueva experiencia con una obra escrita por ellos y así ha sido. Se pusieron manos a la obra y escribieron ‘El Gran Favor (una más y nos vamos)’ que no hace más que darnos alegrías porque nació de una manera humilde, tranquila y de la ilusión de proyectarnos en la amistad y en el trabajo que había surgido tiempo atrás”.
“Eso ha hecho posible estar en Madrid, después de una gira pequeña, de unos 50 bolos que hemos hecho previo a este estreno en Madrid, y que luego si nadie lo remedia (y ojalá sea muy tarde) cuando terminemos en Madrid seguiremos continuándola porque nos quedan muchas ciudades que visitar. El hecho de llegar al Teatro Reina Victoria, que es un teatro emblemático y con esa solera, es un triunfo porque es culminar algo que nació muy pequeño y que ha cogido una forma y una dimensión tremenda de la que estamos muy orgullosos”.
Y es que Mauro, Carolina y José Luis forman un trío perfecto de donde nacen muchos proyectos. El pasado mes de octubre actuaban en Valencia con ‘Monólogos a trois’. “Ellos han tenido el detalle de hacerme ese regalo que será más grande si la cosa merece la pena y yo soy capaz de defenderlo con cierta dignidad porque me gusta mucho y me parece que tiene mucho valor lo que hacen”.
«Es muy difícil contar una historia sin más que tu presencia y tu talento, los monologuistas me causan una gran admiración»
Con ese texto José Luis hace su presentación como monologuista. “Es un camino más, es una experiencia que quería vivir en primera persona porque yo los admiro mucho, los grandes monologuistas tienen un mérito increíble por hacer esos textos tan trabajados. Les he visto desde dentro y no es nada fácil, es muy duro y muy difícil contar una historia con una personalidad propia y estar más de una hora delante del público sin más que tu presencia y tu talento. Cuando uno llega a ser un grande de eso, es que es muy grande. Los monologuistas me causan una gran admiración”.
Para Gil el público es siempre una incógnita. “Eso hace que el teatro sea lo que es, si supieras como es cada público las obras se harían con pequeñas versiones, dependiendo del sitio donde vayas, para satisfacer y asegurarte un éxito. Pero el público es el público, y depende de donde estés las reacciones pueden ser más o menos distintas, porque la gente es más o menos extrovertida o simplemente es miércoles, un día entre semana, o es sábado y la gente está con otra predisposición”.
Conectar con el público es la gran magia de la profesión. “Tu ves si desde el principio has conectado con el público porque ha habido una empatía y otras veces notas que eso tarda más. Incluso, en otras ocasiones, crees que eso no se ha producido durante la función aunque tu hayas estado ahí al cien por cien y cuando terminas, ese público que te parecía tan frío, se levanta en un aplauso calurosísimo porque se estaba reservando para el final el darte las gracias por el esfuerzo».
Hay algo que José Luis tiene clarísimo: «Nadie conoce al público y, el que se crea que lo conoce, vive en un gran error porque esa es una de las grandes magias del teatro, a parte de la inmediatez y de que cada función es irrepetible”.
Por circunstancias profesionales, José Luis se desenvuelve mucho más en la comedia que en otros géneros porque lleva diez años en dos series de televisión que están pensadas desde el humor. “Incluso a veces van un poco más allá de la comedia, digamos que se mueven en el disparate dentro de la comedia, pero si tu partes de tu verdad a la hora de vivir cualquier situación, todo es más lógico y más natural. Esa es la virtud de la buena comedia donde la situación puede ser más o menos disparatada pero tu partes de la verdad para equilibrar aquello de alguna forma, sino ya entras en otro código que es el código del humorismo, de la astracanada que, también están bien, pero es otro género”.
«En la comedia el texto se apoya básicamente en el actor y en el tempo, por eso creo que tiene un plus de dificultad”
Pero no siempre hizo reír. “Empecé en el arte dramático con 12 años y con 13, 14 y 15 años hacía clásicos. Mi preparación viene de muy lejos y basada en grandes textos con una edad quizás poco adecuada pero que, como preparación, está muy bien enfocada. Representábamos a Shakespeare, a Calderón de la Barca haciendo ‘La vida es sueño’ en un teatro semi amateur con una compañía también semi amateur».
Su larga trayectoria abarca muchos ámbitos. «Lo que no tengo es ningún interés de demostrar nada a nadie, a partir de una edad muy temprana, después de haber hecho TV y teatro, caí en el mundo del doblaje y es en el que he estado muchísimos años. Y ahí no existe que se te da mejor, simplemente vas y un día te encuentras una comedia muy divertida, otro día unos dibujos animados muy entrañables pero al otro te encuentras un dramón impepinable o con un asesino en serie, y eso es todos los días durante muchísimos años. Hay que tener los sentidos actorales alerta porque a las ocho de la mañana te sueltan para grabar y tu defiendes dignamente lo que te pongan».
«En definitiva, lo que hay que hacer es que cuando el personaje esté triste, emocionar a la gente y cuando esté con unos diálogos divertidos, divertir a la gente”, dice. Como espectador valora también todos los géneros por igual aunque resalta una cuestión: “en la comedia el texto se apoya básicamente en el actor y en el tempo, por eso creo que tiene un plus de dificultad”.
«Si sientes rutina haciendo teatro dedícate a otra cosa porque es terrible, además el público lo notaría seguro y yo como espectador no lo perdonaría”
José Luis se encuentra muy cómodo haciendo televisión pero le apasiona el teatro. “Antes de que se levante el telón puede pasar cualquier cosa pero en el momento que el telón se levanta, y sobre todo si es comedia, es como una sinfonía, se toca la primera tecla de piano y de ahí hasta el final, no se para porque el autor lo escribió como lo escribió, con las notas que lo escribió y en el tempo que lo escribió. Es responsabilidad del actor que aquello no se desvirtúe”.
Y cuando hablamos de nervios antes de salir, la experiencia es un grado. “Hay unos nervios inevitables como en el estreno. Sucede que llega el momento en que has perdido un poco la perspectiva primera de la función, recuerdas que cuando la leíste aquello era muy divertido y te hacía mucha gracia y estas referencias en los ensayos se van perdiendo por la pura repetición y porque se van añadiendo elementos como el propio movimiento», explica.
«Cuando llevas un mes ensayando, aquello que te parecía tan divertido ya no lo ves. Lo que necesitas es que se levante el telón y echarlo fuera para ver qué repercusión tiene en el público y que esa respuesta te vaya guiando. Son momentos especiales y de lógicos nervios. Y cuando todo ha arrancado hay que procurar que no se convierta en rutina y que cada día tenga algo especial. Si sientes rutina haciendo teatro dedícate a otra cosa porque es terrible, además el público lo notaría seguro y yo como espectador no lo perdonaría”.
Es un hombre en constante actividad, incluso ha estrenado su primer cortometraje como director titulado ‘Entre cartones’ donde una vez más, comparte cartel con Carolina Noriega. Trata de dos personas que se ven abocadas a vivir en la calle. Cada uno por circunstancias distintas se encuentran en un punto límite de sus vidas. Ambos provienen de familias con su casa y su coche pero la vida les ha puesto en esa situación. Se conocen en un parque. “Digamos que es una pequeña historia de amor desesperada”.
“Soy animal nocturno, no de salir, sino de estar en casa, escribir, leer, escuchar música y aprenderme guiones de secuencias que tengo que grabar al día siguiente. Me surgió otra idea para rodar y lo haré en cuanto pueda. Posiblemente también sea el actor por no pasar por el trago de pedírselo a un amigo y que se vea en la obligación de decirme que si (ríe). Los cortos son asi y hay que ser pragmáticos”.
Su trabajo y esfuerzo ha sido señalado este año en el Festival de Cine de Comedia de Tarazona y Moncayo con el Premio Talento de Comedia. “En mi caso es emocionante porque no recibo muchos premios y cuando alguien se acuerda de mi para eso, me hace mucha ilusión”. Se siente muy afortunado por poder dedicar sus días a su amada profesión. “Uno pasa tantas horas de su vida trabajando que si consigues que sea en algo que te guste, los momentos buenos serán maravillosos, los regulares serán buenos y los malos serán regulares”.
Y de ese trabajo al que tanto agradece, nace ahora esta comedia. Nada sencillo porque como toda relación de amistad, al final los personajes tendrán que superar la prueba de fuego: la petición importantísima que, en un momento u otro, un amigo hace a otro: ‘El Gran Favor’.
Texto: Natalia Pulido. @npulidojimenez
Imágenes cedidas por Laballo Comunicación.