Israel Oliver Peña: “Quiero marcar un antes y un después, un podio que haga historia en el mundo del deporte”

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Israel Oliver Peña, Medalla de Oro en el Mundial de Natación Paralímpica en Montreal (Canadá) Con dos oros (400 metros libre y 200 estilos), una plata (100 mariposa) y un bronce (100 braza), Israel Oliver Peña fue el mejor nadador español en el Campeonato del Mundo de Natación Paralímpica que se disputó en la ciudad de Montreal (Canadá) el pasado mes de agosto.

Con 25 años Israel marcaba así un récord de Europa en los 200 estilos SM11, con un tiempo de 2:25.90. Ahora, Villaviciosadigital habla con él mientras se toma unos días de vacaciones y saborea la vuelta al hogar con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Llegó a Montreal con la mente preparada, encarando la competición de manera más tranquila y relajada que en años anteriores. “La prueba de 400 libres no era una prueba que yo tenía como principal pero quería ver como me salía y por supuesto quería conseguir el mejor resultado. Fui lo más centrado posible porque uno de los problemas que tuve en Londres 2012 es que no fui bien preparado mentalmente. Competí con mucha presión”, asegura Israel.

“Me he preparado con psicólogos deportivos que han despejado todas mis dudas y presiones y me han centrado en el objetivo principal. En vez de pensar en el puesto que quiero alcanzar me han enseñado a encarar la prueba de la manera más cómoda, proyectando el esfuerzo en vivir el momento sin pensar cual sería el resultado o el podio que podría alcanzar. Centrarme en cada metro y en como ir avanzando, gestionar el cansancio y que éste no me superase y me hiciera rendirme, disfrutar de cada brazada”, explica a este diario web.

El nadador español Israel Oliver PeñaY es que a Israel su discapacidad visual no le ha hecho rendirse. Ha estado presente en Atenas 2004 (una plata y un bronce), Pekín 2008 (dos diplomas paralímpicos) y en Londres 2012 (cinco diplomas paralímpicos) y con más fuerza que nunca se enfrentó al reto en Montreal consiguiendo que el himno sonase por y para él.

“La verdad es que mi mentalidad de ahora a la de cuando empecé es totalmente diferente. Mis primeros juegos fueron los de Atenas y ahí sólo pensaba en nadar, en disfrutar de cada largo y nunca pensé en lo que conllevaba todo eso. Ahí éramos yo y la piscina nada más. Lo que ocurrió es que al conseguir tan buenos resultados en Atenas me construí una presión, un querer más y más que en competiciones como Londres o Pekín hicieron que cada vez se fuera agrandando. Pasé de disfrutar la competición a querer podium, a competir de una manera no muy sana, desde mi punto de vista.  Ahora gozo de cada largo que hago. He salido cansado de las pruebas pero mentalmente muy orgulloso. Escuchar el himno en dos ocasiones ha curado todo el sufrimiento y todo el trabajo que he pasado a lo largo del año. Me lo he currado y lo he conseguido, no hay mayor satisfacción, algo que no se me olvidará jamás”.

«Escuchar el himno en dos ocasiones ha curado todo el sufrimiento y todo el trabajo que he pasado a lo largo del año» 

Este madrileño, canario de adopción, empezó desde muy pequeño su aventura en la piscina. “Mi madre era entrenadora de natación y mi hermana y yo siempre hacíamos cursillos. Disfrutábamos tanto de la piscina que mi madre nos fue metiendo poquito a poquito en competiciones. Empecé así a ir a ligas”, cuenta.

Pero no se dio cuenta de lo que le aportaba la natación hasta que después de los Juegos de Pekín se tomó un tiempo de descanso. “Llevo toda mi vida haciendo natación desde que tengo uso de razón, pero nunca había buscado dentro de mi el motivo por el que seguía entrenando, lo hacía porque era lo que siempre había hecho. Cuando lo dejé descubrí que si no lo hacía me faltaba algo. El hecho de bucear, flotar… lo necesitaba. Esa sensación fue la que me hizo volver para sentir el agua otra vez en mi piel”.

Y es que Israel no es ciego de nacimiento y ha tenido que ir adaptándose a una pérdida de visión paulatina y superarla también dentro de la piscina. A los cinco años sufrió su primer accidente. Entrando en el portal de su casa un perro le empujó y le tiró escaleras abajo, aquel choque le desprendió la retina. “Me rompí la barbilla y el labio, me cosieron y al tiempo me hice una revisión porque mis padres tenían la costumbre de hacernos revisiones en el oftalmólogo. Cuando fuimos el médico dijo: este niño está ciego de un ojo. Yo ni había dicho nada, ni mis padres se habían dado cuenta, entonces me intentaron operar de urgencia pero no hubo nada que pudieran hacer”, recuerda.

Israel Oliver Peña hizo sonar el himno español en MontrealA los nueve años se golpeó el otro ojo jugando al fútbol. “Genéticamente no tengo nada, lo que me ha pasado con los ojos ha sido mala suerte. En este caso al ser más mayor si pude avisar  a mis padres y me operaron, salvando en un primer momento bastante porcentaje de visión. Lo que ocurre es que con el paso de los años y sometido a varias operaciones, he ido perdiendo visión hasta el punto de tener un 88% de discapacidad. Esto se traduce en que veo sombras y formas. Dicho por un médico estoy prácticamente ciego”,explica.

“Yo estoy en la categoría de ciegos totales. En esta categoría estamos los que no ven absolutamente nada y los que podemos ver algo de luz aunque esto no sirve para nada a la hora de orientarte dentro del agua. Pero para que no haya ningún tipo de desigualdad nos ponen unas gafas totalmente opacas. Yo, obviamente no podría competir con gente que ve mejor pero para no ver ni esos pequeños destellos de luz, nos ponen las gafas”, continua.

Su única orientación dentro de la piscina es el roce que puede sentir contra las corcheas. “Cuando te tiras no sabes si te has cambiado de calle, por eso se trabaja mucho la rectitud del cuerpo y el uso de las corcheas sin abusar porque eso te va frenando”.

Días duros ha tenido muchísimos, entrenamientos en los que ha sufrido y competiciones en las que no ha podido demostrar todo las marcas que manejaba. “Frenarme en seco y quedarme cuarto o quinto y saber que esa marca no me corresponde es muy duro. En Londres, en los entrenamientos previos a la competición, hacía marcas de podio y luego competía y no podía demostrar para lo que estaba preparado”, explica.

 “Cuando te tiras no sabes si te has cambiado de calle, por eso se trabaja la rectitud del cuerpo y el uso de las corcheas”

Israel habla con firmeza y transmite seguridad pero admite flaquear en ocasiones. “Soy una persona que me preparo muy bien y que no me importa sufrir en el entrenamiento, pero luego a nivel deportivo me vuelvo inseguro a la hora de competir y me da rabia porque el momento es más corto, dura menos y es algo que hago todos los días. Parece que me pueden más dos minutos que 364 días al año. Mi inseguridad de demostrar lo que me he preparado es lo que estoy superando porque lo que hago lo hago muy bien”.

Entrena seis horas diarias como mínimo y seguirá a todo gas para las próximas competiciones donde su meta es conseguir ese himno que tanto desear escuchar en futuros Juegos. “Quiero marcar un antes y un después, un podio que haga historia en el mundo del deporte y que dure el mayor tiempo posible. Quiero llegar a lo más alto”.

Israel Oliver Peña en MontrealAhora descansa junto a su pareja y amigos. Vive independizado y quiere estudiar en cuanto tenga un hueco para centrarse porque la natación ocupa su vida.

“Soy una persona mentalmente muy independiente y me gusta ser capaz de hacer las cosas yo solo pero en muchas ocasiones tienen que acompañarme o hacer cosas tan sencillas para los demás como leerme el prospecto de una medicina. He pasado de ver bien a ir poco a poco perdiendo la visión hasta no ver prácticamente nada. A nivel visual soy nulo», cuenta.

«Ha sido poco a poco pero a mi parecer ha sido todo muy rápido y no consigo asimilarlo del todo, a pesar de que vivo independizado con mi pareja. Soy una persona muy cabezona y no quería vivir con mis padres toda la eternidad y ponerme un límite”.

No vivir en una burbuja sobreprotegido se lo enseñaron sus padres hace muchos años. “Me han puesto en situaciones donde he tenido que reaccionar si o si y eso me ha ayudado muchísimo. Muchos retos que superar para poder vivir yo solo en la medida de lo posible. He estudiado música y he ido al colegio con personas que no tenían discapacidad alguna”.

Le encanta leer, ‘Pasión India’ de Javier Moro es uno de sus libros preferidos. Además le apasiona la música “de hecho me gustaría volver a retomar el tema del conservatorio en algún momento de mi vida”. Pero hasta que su cuerpo aguante le veremos en la piscina. Israel es un ejemplo de superación constante aunque el también tiene su ídolo: “Michael Phelps, es el icono mundial de nuestra época, un ejemplo para todos”, se despide.

Texto: Natalia Pulido. @npulidojimenez

Imágenes: facilitadas por Israel Oliver Peña.

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