Me hubiera gustado no tener que hablar de ti, Gabriel. Ni del sufrimiento de tu madre, ni de la desesperación de tu padre. Ni del luto de tu familia, ni del horror que supuso tu desaparición para todos nosotros.
Tenías que haber permanecido en el más absoluto de los anonimatos; viviendo tu niñez en la intimidad, con los tuyos; con tu madre. Con tus compañeros de colegio. Con tus primos y amigos. Tenías que haber encontrado tu camino poco a poco. Crecer. Y valorar la amistad, y descubrir el amor. Sorprenderte porqué la vida tiene colores que sólo tú mismo hubieras sabido utilizar para pintar tu existencia.
Aprender. Y derrumbarte. Y levantarte. Tenías que haberte formado para enseñarnos lo que es ser bueno y honesto. Porque esa inocencia que te acompaña, te hubiera llevado a ser una gran persona y una eminencia en tu profesión. Entonces sí. Sí que hubiéramos querido saber de ti. De tus investigaciones y de tus logros. De tu mar, ‘Pescadito’. Porque estoy segura de que nos hubieras mostrado un nuevo fondo marino, con miles de colores; hubieras conseguido inundarnos de agua salada y comprender el misterio que hay en las profundidades. Como Aylan Kurdi, que también quiso enseñarnos a comprender la vida, dejando la suya propia en el mar. Ese mar que tanto adoras, ‘Pescadito’.
Que no se me olvide que exististe para agitar mi corazón y recordar que sólo el amor mueve a las personas
Sin embargo, nos has hecho comprender otras cosas con tu ausencia. El poder del amor. Más aún, el poder del amor de tu madre y su falta de rencor. Tienes una madre admirable, Gabriel. Nos ha hecho sentir que del más horrendo de los crímenes, se puede sacar una brizna de amor, de piedad. (Yo no sé si hubiera podido ser tan generosa). La forma en la que nos hizo participar en las redes. La forma en la que nos contó tus gustos, tus canciones favoritas, tus deseos de ser biólogo marino, nos ha movido tanto las emociones que nos indujo a formar una gran ola de humanidad. Seguramente ya seas lo que siempre quisiste ser y estés rodeado de la ciencia del mar, de agua, de peces. Y de infinito amor.
Quiero tenerte aquí. Presente. Que no se me olvide que exististe para agitar mi corazón y recordar que sólo el amor mueve a las personas. Una amiga muy querida para mí, me dijo una vez que vemos en los demás lo que nosotros mismos llevamos dentro. Tu madre nos lo hizo entender; vio amor en todos nosotros, y así nos lo transmitió mirando a través de los girasoles amarillos.
Yolanda R. Herranz @MyolRh
Yoli me ha encantado como hablas de Gabriel y su familia, esa madre rota pero ahí esta hablando de su niño ahora un ANGELITO
Si, M. Jesús… una historia triste y una madre fuerte!
Gracias por estar siempre, MJ!