Época álgida para las enfermedades transmitidas por insectos a perros y gatos

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Desde la clínica veterinaria Ferofu de Brunete recuerdan algunos aspectos a tener en cuenta para actuar en estos casos.

En primer lugar apuntan a tener en cuenta que los patógenos o agentes capaces de transmitir enfermedades pueden afectar a perros, gatos y personas (leishmaniosis, dirofilariosis o gusano del corazón, borreliosis, rickettsiosis y bartonellosis). Su transmisión es frecuentemente impredecible, su diagnóstico y control son difíciles.

Además, los signos clínicos son diversos y pueden desarrollarse tras largos periodos de incubación y éstos se pueden confundir con otro tipo de enfermedades.

Otra cuestión importante es la edad y el estado general de salud de la mascota. Algunas razas presentan una predisposición genética a desarrollar determinadas enfermedades como la leishmaniosis, mientras que otras infecciones frecuentes, pueden predisponer o agravar enfermedades transmitidas por insectos.

Medioambiente y nutrición

En estas fechas de altas temperaturas, el clima y las zonas también influyen. Los perros y gatos que viven junto a otros ejemplares, o los animales que habitan en el exterior, tienen mayor riesgo de adquirir una enfermedad transmitida insectos, y tampoco se puede olvidar que los que están en el interior de una casa también tienen riesgos en función del microclima y la topografía local.

Y como no podía ser de otra forma, los propietarios de las mascotas deben tener en cuenta los desplazamientos a zonas geográficas con altos porcentajes de insectos que transmitan enfermedades, como por ejemplo, aquellos animales que acompañan a sus dueños de vacaciones o en los cambios de residencia, los que esperan en instalaciones aeroportuarias de embarque, los que participan en exposiciones caninas y felinas, aquellos animales que pasean por el campo o que participan en cacerías, etc.

 

En relación a la nutrición, si es inadecuada contribuye al incremento de la susceptibilidad frente a muchas enfermedades, entre las que se incluyen también las enfermedades transmitidas por insectos.

Leishmaniosis

Mención especial merece la Leishmania, que puede ser mortal. Los veterinarios aconsejan extremar la precaución hasta el mes de noviembre inclusive.

El perro se considera el principal hospedador de Leishmania infantum, aunque los gatos también pueden serlo.

De igual forma, otras especies de mamíferos pueden infectarse, incluido el hombre, y se ha aislado este parásito de roedores como ratas o ardillas, de lagomorfos (liebres), de caballos, gatos y cánidos salvajes como el zorro rojo, lobos y chacales, aunque todavía no se ha establecido el papel de estos hospedadores en la infección.

Los mosquitos que la transmiten habitan zonas con aguas estancadas cercanas, se alimentan de sangre de sus hospedadores y tienen en las horas de caída del sol su principal momento de actividad. Durante el día, permanecen en lugares sombríos y húmedos especialmente en grietas y agujeros de muros de piedra, sótanos oscuros y establos de animales.

Los síntomas de la Leishmania comienzan por la lesión cutánea en el punto de la picadura. Las zonas en las que el mosquito pica principalmente son el pabellón auricular (costras), la trufa y el abdomen.

Aunque hay vacunas, que presentan un alto porcentaje de efectividad, la mejor estrategia es la prevención de la picadura con la aplicación de repelentes/insecticidas a los perros con collares impregnados, pipetas y/o aerosoles. El objetivo principal en este caso es interrumpir la transmisión del parásito y controlar así la enfermedad

Garrapatas

Otra de las grandes amenazas para perros y gatos son las garrapatas, ya que transmiten enfermedades como la ehrlichiosis o babesiosis, muy peligrosas que cursan con diferentes sintomatología: durante la fase aguda, que se mantiene entre 1-3 semanas, los perros muestran apatía, depresión, anorexia, disnea, fiebre, linfadenopatía, esplenomegalia, petequias en la piel y en las membranas mucosas, sangrado por la nariz y vómitos, leucopenia y anemia.

Es importante acudir al veterinario para que recomiende a los propietarios algunas medidas según la zona donde viva o a la que se desplace estas semanas. Pueden facilitar una guía sobre los riesgos de infección y enfermedad provocados por los distintos parásitos y las medidas de control y, siempre que sea necesario, deberán llevar a cabo pruebas diagnósticas adecuadas para determinar el estado del animal respecto a las posibles infecciones.

Al finalizar el verano es recomendable acudir al veterinario para que realice a su mascota un test de enfermedades para asegurar que el perro o gato está bien desparasitado y si está infectado, coger a tiempo la enfermedad.

 

 

 

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