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Jordi Sierra i Fabra, escritor que ha vendido más de 10 millones de ejemplares, no va a parar de escribir. “No lo haré hasta que la espiche”, asegura. Villaviciosadigital le ha encontrado envuelto en su próxima aventura, rodeado de montañas y valles. “Aquí estoy viendo cosas preciosas, llevo un mes encerrado, trabajando sin parar, escribiendo un promedio de veinte páginas por día”, asegura.
Y es que este hombre siempre va acompañado de su libreta y su bolígrafo. Es pura dedicación, de ahí su larga trayectoria con más de 400 libros.
Pero su trabajo no le impide atender a los demás y por eso no faltó a la cita a la que acude desde hace 32 años: la Feria del Libro de Madrid. Escuchó y conversó con todo el mundo que fue “a contarle su vida” a la caseta donde él firmaba y se le vio disfrutar muchísimo.
“Voy a ese encuentro con el público desde el año 1981 y siempre lo he pasado bien. Vienen a verme maestros que me dicen cada año que siga escribiendo porque mis libros son los que más le gustan a los chavales. Vienen también padres emocionados diciendo que sus hijos han cambiado por mis libros. `¡Te debo la vida!´, me dijo uno. Luego hay chicos que dicen que odiaban leer hasta que encontraron un libro mío y ahora los devoran. Es una feria muy próxima en la que yo estoy siempre con la gente y lo disfruto muchísimo, días intensos y muy especiales”, explica.
Fue precisamente esa conexión con los chicos la que le convirtió en ganador del Premio la Galera Jóvenes Lectores 2013 a principios de este año, donde un jurado formado por 241 jóvenes, de entre 12 y 15 años de toda España, se decantaron por su título ‘El extraordinario ingenio parlante del profesor Palermo’.
“A veces hago libros y una vez acabados me pregunto quién podría publicarlo o a qué premio podría concursar porque me encanta optar a un premio, soy muy combativo en ese sentido. Por su temática en la Galera que juzgaban más de 240 chicos, era ideal. Una historia muy bonita donde hablo de cosas que les puede interesar, por eso lo mandé, lo gané y acerté”, dice satisfecho.
«nunca me llamó nadie para decirme si mi libro estaba bien o estaba mal»
Y es que a Jordi le encanta concursar. “A un premio suele optar mucha gente pero nunca pregunto cuántos somos. En algún premio si me lo han dicho, por ejemplo, cuando gané el X Premio Internacional de Novela Ciudad de Torrevieja con el libro ‘Sombras en el Tiempo’, un fresco de la España de la posguerra. Me enteré por la prensa que había 524 libros de 11 países compitiendo. Se destacó mucho ese dato porque es un premio muy importante, el segundo de España y el tercero del mundo a nivel económico”, añade.
Cuando este escritor era joven, no había tantos concursos literarios como ahora. “Recuerdo que participé en alguno pero nunca gané y nunca me llamó nadie para decirme si mi libro estaba bien o estaba mal. Por eso hoy, en el Premio Sierra i Fabra que doy cada año, no solamente gana una persona, sino que hay listas de honor, oro y plata, y yo me encargo de llamar personalmente uno por uno a los treinta primeros para hablar con ellos y para darles ánimo y decirles que sigan escribiendo”.
El primer premio al que se presentó cuando creció fue a los 27 años, en 1974, donde quedó finalista. Un segundo puesto en Ciudad de Murcia con ‘El mundo de las ratas doradas’. “Mi padre murió poco después”, señala.
A partir de ahí fue cogiendo carrerilla y ‘El extraordinario ingenio parlante del profesor Palermo’ ha sido su última satisfacción. “Primero pensé que lo que habían visto los chicos era una historia de ciencia ficción. Comienza en el siglo XX y el ingenio parlante es un bicho de metal, un marciano que viene de otro planeta y eso es muy llamativo para ellos».
Pero también suceden una Primera y una Segunda Guerra Mundial y sin darse cuenta, como la historia transcurre en casi setenta años, el hombre llega a la luna y el extraterrestre puede arreglar su nave para volver a su mundo.
«Lo que me sorprendió fue que muchos del jurado dijeron que habían aprendido Historia. Uno cree que ha hecho un libro de esperanza, de amor fraterno, de cómo hay que cuidar la vida aunque sea de otro planeta, de cómo se sacrifica una persona por otra y, de repente, descubre que el jurado encuentra más cosas que el propio autor”.
Una historia que nació exactamente en la cabeza de Sierra i Fabra el cinco de abril del año 2012. “Llevaba toda la semana recorriendo Sicilia con una idea. Tenía esa sensación de que iba a nacer un libro y, de repente, la última noche me vino a la cabeza toda la estructura. Mientras cenábamos cuatro personas, me vi sin mi libreta, bueno, la tenía en mi habitación pero me dio pereza en plena cena subir a por la libreta, así que cogí mi servilleta. Manchada y todo acabé el guión en la misma, con la letra muy apretada. Con ese concepto, al volver a Barcelona, escribí el libro”, recuerda.
«No busco noticias, busco historias»
Y es que este escritor va siempre “con la parabólica puesta”. “Estoy todo el día obteniendo energía y yo creo en la energía, en una energía que flota. Hay gente como yo que sabe reconocerla y convertirla en palabras y en historias. Yo cojo un periódico y me saco de él tres novelas porque leo los periódicos de forma distinta a la gente normal. Yo no busco noticias, busco historias, me hago preguntas. También cuando viajo hablo mucho con la gente, desde un pescador de la Polinesia más pobre, a otra persona completamente diferente. Hay que escuchar mucho y ser muy humilde y no creerte nada, sólo dejar que los demás te cuenten cosas”, desarrolla.
La idea del extraterrestre, las máquinas y otros mundos siempre le han parecido muy subyugante y quiso darle una vuelta de tuerca. “Las ideas son como semillas que caen en tu cerebro y luego puede salir un rosal o una palmera”. Por eso, Jordi adora todos los géneros. “Lo que me gusta es escribir y lo que no hago nunca es repetirme. Si hago un libro policíaco, el siguiente será una novela histórica, un cuento infantil y luego, al cabo de ocho libros, haré otro que sea policíaco. Intento siempre saltar de un tema a otro, no aburrirme, aprender, me gusta plantearme retos, me gusta experimentar. Me da igual el género, me gusta escribir, disfruto creando historias, personajes, es como un orgasmo continuo”.
Con tan sólo doce años escribió su primera novela larga de 500 páginas. “Antes ya había hecho un montón de libros de 100 páginas cada uno. En la Fundación Sierra i Fabra, en Barcelona, hay un museo donde están expuestas mis novelas de cuando yo tenía nueve, diez y once años».
Su padre no le dejaba escribir, se lo prohibió porque decía que se moriría de hambre. «Me probé a mi mismo haciendo un libro gordo para ver si era capaz. Lo hice en dos años porque escribía siempre a escondidas y cuando terminé tuve muy claro que sería escritor, no sabía si rico o pobre, pero eso me daba igual”.
“A veces no entiendo a la gente joven que hacen blogs y ponen sus relatos o me los mandan y me preguntan si son buenos o malos. ¿Con un relato crees que puedo saberlo? Si haces un libro de quinientas páginas con 14 años ya es genial, es buenísimo. Sin leerlo es bueno porque con 14 años hacer un libro es increíble».
«Todo depende de ellos, no de que los libros sean buenos o malos, ellos han de creer en sí mismos. Yo cuando era joven, nadie, ni mi mejor amigo, leía mis cosas, porque mi mejor amigo no leía, así que ¡a mi qué más me daba si me decía que era bueno o malo!”, exclama.
Un escritor no se jubila
“Escribir es una cosa muy seria, de largo recorrido y además es para siempre. Si quieres ser top model, tienes que empezar a una edad porque con 30 años ya se es viejo para eso, pero un escritor a los treinta empieza a escribir algo bien y lo hará hasta que se muera con 90 años. En esto no te jubilas”.
Jordi escucha, opina, pero no da consejos. “La gente que da consejos es la que menos los sigue. Yo tengo mi vida como ejemplo de constancia, de tesón y de que nadie va a poder contigo si tú no quieres. He hecho un método que se llama ‘La página escrita’, es un libro donde cuento todos mis secretos, consejos no, sólo para que la gente pueda leer mi método y aprendan de él si quieren, además, se entrevista a escritores y es un instrumento para que la gente aprenda a escribir. Luego tengo la Fundación, el premio Sierra i Fabra de novela anual para jóvenes menores de 18 años. Yo soy práctico, no doy consejos, doy materia para trabajar”.
Su vida, según él, ha estado llena de buenas vibraciones. “Llevo 35 premios ganados, que me lean tantos millones de personas, haber dejado una huella, crear la Fundación, etc. En Colombia estamos cada año dando asistencia, talleres, seminarios, a más de cien mil chicos y chicas y estamos regalando entre cuarenta y cincuenta mil libros al año. Ahora en Barcelona acabo de inaugurar el Centro Cultural Sierra i Fabra, que en el futuro está destinado a ser también un lugar de encuentro. Para mi cada momento es especial, cada día de mi vida me levanto con una energía brutal para seguir escribiendo y hacer cosas”.
La utopía posible
A sus 65 años, todos sus sueños se han cumplido. “Todos eran sueños posibles. Yo me defino como un utópico posibilista. Un sueño imposible sería ir al espacio porque sé que nunca iré, por mi cuerpo, mi condición, mi edad o por lo que sea y me encantaría porque ya podría morirme de gusto. Pero yo me fijo metas posibles, la Fundación ha sido la última y he conseguido en diez años tener dos, una en España y otra en Colombia. Premios he ganado casi todos. ¿Qué me queda? Vivir 100 años a ser posible y morir escribiendo”.
Hasta su próximo libro, en el que ya está trabajando, nos deja el sabor de ‘El extraordinario ingenio parlante del profesor Palermo’, una defensa a lo diferente. Villaviciosadigital ha conseguido un ejemplar firmado por el autor que se sorteará próximamente entre las personas que nos sigan en Facebook.
Texto e imágenes: Natalia Pulido. @npulidojimenez