¿Cómo enfocar una separación matrimonial en los perros?

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CarlinoCuando se produce una separación o divorcio toda la estructura familiar se desmorona. La vida del perro a partir del momento en que la pareja no convive cambia en mayor o menor medida, por lo que le afecta como parte de la familia.

Ante esta situaciones, algunos canes presentan problemas de comportamiento.

Los perros son animales sociales y gregarios, esto significa que necesitan vivir en su grupo social, y con una jerarquía grupal establecida. Un divorcio hace que ya no tenga ambas cosas tal y como las ha conocido hasta el momento. Este es el motivo por el cual, en algunas ocasiones, tras una separación, algunos perros presentan problemas de comportamiento.

La recomendación que suelo hacer es intentar que siga teniendo las mismas rutinas y horarios que tenía. Cuanto más parecido sea todo a antes de la ruptura, más fácil será que se adapte. Les gustan las rutinas, les da seguridad poder anticiparse a lo que va a ocurrir después.

Según el Código Civil, art. 333, las mascotas son considerados “bienes inmuebles” por lo que pueden ser reclamados por ambas partes. La custodia se decidirá por vía amistosa o contenciosa y se decidirá en el momento de la separación.

El perro, a partir de ese momento, ya no vivirá con los dos antiguos propietarios a la vez, lo cual es un cambio muy grande en su entorno social y estructura familiar. Lo ideal sería que siguiese viviendo con la persona con la cual tiene mayor apego.

«Lo ideal sería que siguiese viviendo con la persona con la cual tiene mayor apego»

Si en la familia existen niños, suele ser de gran ayuda para los pequeños continuar conviviendo con su mascota, ya que suele ser un amigo y confidente, y puede ayudar a sobrellevar a los niños la separación. En ese sentido, yo suelo recomendar que los perros, si es posible, continúen con los niños, de manera que la custodia de menores y mascotas sea la misma. La figura de los más pequeños para el perro, igualmente, suele significar una referencia importante de apego, y puede ayudar a que siga teniendo un buen comportamiento.

Otra recomendación es intentar reestructurar en la medida de lo posible la jerarquía familiar, para que el perro se comporte de igual manera. Aunque no es lo habitual; en algunos ejemplares dominantes puede aparecer agresividad en el nuevo entorno. El caso de aparecer, aunque sea leve, es aconsejable contactar con algún educador canino para que dé unas pautas para solucionar el problema cuanto antes.

Con la separación, vienen los cambios de rutina: de casa, mudanza, etc. A veces hay que buscar un nuevo trabajo. Es un caos en el que el perro se encuentra en medio.

Ante estas situaciones, recomiendo intentar que el perro siga teniendo sus rutinas y horarios que tenía antes. Cuanto más parecido sea todo a la vida que llevaba, más fácil será que esté tranquilo y contento, y no aparezcan problemas de comportamiento.

Como consecuencia del divorcio puede ocurrir que la persona que se vaya a encargar del perro tenga menos tiempo para dedicárselo. Y a veces sucede lo contrario, que se vuelque demasiado en la compañía del perro. Ambos comportamientos son normales. Poco a poco, se establecerá de nuevo el equilibrio de la nueva vida tras la separación, en la que todos (incluido el perro) aprenderán ser felices de otra manera.

 

Leticia Pascual

(Adiestradora canina)

 

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