La profesora de Economía de la Universidad Francisco de Vitoria, Agueda Gil, explica qué va a pasar a partir de ahora tras el referéndum del pasado jueves en Reino Unido en el que decidieron abandonar la Unión Europea.
El proyecto europeo recibe un duro golpe tras la reñida victoria del sí en el referéndum celebrado el día 23 de junio en Reino Unido. La salida del socio anglosajón de la Unión Europea pone de relieve el fracaso del lazo que desde 1973 unía la identidad nacional británica y el proyecto común europeo. Este acontecimiento marca, además, un claro punto de inflexión en el camino integrador que los países europeos iniciaron hace más de medio siglo.
El peso de Reino Unido en la Unión aviva las dudas sobre el futuro económico europeo, en especial ante la compleja situación que viven los socios más débiles. ¿Qué pasará ahora?
En lo que respecta a la economía española, el impacto del brexit parece cobrar relieve en tres áreas macroeconómicas clave en las que la interdependencia entre los dos países se siente con mayor vigor: la balanza comercial, la inversión extranjera directa y el turismo.
Desde el punto de vista comercial, la depreciación de la libra puede generar un efecto sustitución de las exportaciones españolas, por su encarecimiento relativo, y en consecuencia un deterioro de la balanza comercial bilateral que, en los últimos años, ha tenido un signo positivo. Cabe recordar que en 2015 Reino Unido representó el cuarto destino de las exportaciones españolas (en torno al 7% del total), generando un superávit comercial de 5.647 millones de euros. Destacan por su relevancia las exportaciones de algunas industrias concretas, como la automovilística, aeronáutica, farmacéutica y alimentaria. La salida de Reino Unido del mercado común implica, adicionalmente, la necesidad de renegociar algún tratado comercial no necesariamente librecambista y cuya firma, además, requeriría tiempo.
Respecto a la inversión extranjera, cabe mencionar que Reino Unido constituye el primer destino de las inversiones españolas que se localizan principalmente en el sector bancario, de telecomunicaciones y de infraestructuras. Reino Unido también es una fuente importante de IDE en nuestro país: genera un 10,2% del total de inversiones extranjeras recibidas y, en 2015, ostentó el quinto puesto en el ranking por países. Su presencia es especialmente relevante en los sectores de telecomunicaciones y servicios financieros.
Este acontecimiento habría de servirnos, no obstante, para refrendar la voluntad europea de mantener el proyecto común y para fortalecer el camino globalizador
A escala macroeconómica, los expertos señalan que las inversiones exteriores en España no verán alteraciones significativas. No obstante, es indudable que el brexit abre un camino de incertidumbre, que nada favorece a la inversión. Además, a escala microeconómica, la depreciación de la libra puede reducir los beneficios acumulados en euros de las filiales británicas de empresas españolas. Este efecto cobra especial vigor en empresas españolas como Iberdrola, Sabadell, Santander o Ferrovial que tienen una fuerte presencia en la zona.
¿Y el turismo? Éste es uno de los sectores en el que la presencia británica es más visible. Reino Unido es el principal mercado para el turismo español. En 2015 llegaron a España más de 15 millones de turistas británicos que generaron unos 14 millones de euros, una cifra que supone más de un 20% del total del gasto por turismo en España y representa un 1,3% del PIB. El brexit, la consiguiente depreciación de la libra y las posibles restricciones a la libre movilidad de personas pueden repercutir restando atractivo al mercado turístico español.
Además de todas las consecuencias de corte económico, hay otra repercusión relevante que mencionar en el plano político. La salida de Reino Unido de la Unión marca sin duda un precedente y abre la veda a que otros países sigan su ejemplo. La composición de la Unión Europea en el futuro se resuelve así incierta y marcada por la pérdida de un socio de enorme peso histórico. Este acontecimiento habría de servirnos, no obstante, para refrendar la voluntad europea de mantener el proyecto común y para fortalecer el camino globalizador e integrador de la economía internacional.
Águeda Gil
Profesora de Economía de la UFV